ésa es la gran verdad
y el último resultado
de la lucha por la vida.
Desde tal perspectiva
todos perdemos
en el punto final
de nuestros días.
¿Y entonces
qué nos queda?
Pues el compromiso
de la lucha misma,
la íntima satisfacción
de no resignarse
a entregarle a la muerte
una existencia no vivida.
1 comentario:
He aprendido que una vida no vale nada, pero también que nada vale una vida.
Me ha encantado. Gracias.
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