que llene de flores
el techo que nos cobija.
Esta idea tan simple
nos descubre el concepto
de infinito en nuestro pecho
y hasta puede conseguir
que se instale ahí donde
los sentimientos crecen libres
de la soledad y el silencio.
Lo inesperado se anida
en el núcleo de una incógnita,
se mueve entre sus células
como una esperanza
que fluye desde el mismo
centro de La Tierra:
Está en la respiración
de la ramas de los árboles,
camina junto a un sendero
coloreado por las amapolas,
se alía con los que se reconocen
en la flexibilidad de sus dudas
y creen que la tolerancia
florece entre los iguales,
no hace ni puñetero caso
a los catalogadores de seres
o a los que pasan el tiempo
predicando moralinas
y levantando obstáculos
a la dicha de vivir
según nuestra personal
visión de la existencia.
Por eso toda mirada es única,
y tiene derecho a establecer
sus propias perspectivas
a lo que su alrededor ocurre,
incluso con lo que le llegue
en formato de sorpresa
para abarrotar de flores
el jardín que le cobije.
2 comentarios:
Bonito, lleno de libertad...
Lo inesperado a veces tiene esa mágia que describes ..se anida en ese núcleo de una incógnita, que refieres y de repente nos hechiza por completo pudiendo percibir un poco de , por ejemplo ese abismo que es el infinito. La imagen y tus palabras son realmente una inesperada noción de esa vitalidad y a la vez profundidad que emanas.
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