reaparecen los fantasmas:
Siempre han estado ahí,
será que opinan que no soy
un anfitrión tan deshonroso.
Han terminada convirtiéndose
en el espejo moral
que refleja mi pensamiento,
y ya forma parte del razonar
la reflexión serena y ecuánime
con tan espectrales ocupas.
Con ellos he aprendido
que por muy dolorosos o injustos
que sean los hechos de fuera,
no podemos doblegarnos
a los demonios de dentro,
aunque las sombras que nos habiten
trabajen a conciencia
e intenten condicionarnos.
Y porque el anhelo de comunicar
puede hacerse imprescindible,
mis inquilinos me recuerdan
que la verdad ha de ser apenas
una mancha de tinta en el papel:
Por eso procuro tener cuidado
lo que escribo sobre ella
y sé que tras tal naturaleza
lo fundamental de la existencia
es el paralelismo de lo relativo.
1 comentario:
Muy bonito, como siempre.
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