El viento siempre tiene
algo que decirnos,
pues es el mensajero de la noche.
Si no le entendemos
será porque estamos
demasiado pendientes
de nuestros asuntos.
Somos tan estúpidos
que estamos convencidos
de que nuestras preocupaciones
tienen algún sentido,
por eso el viento pasa de largo
y nunca se queda.
A todo le damos mil vueltas,
para todo hemos de encontrar
una explicación plausible
y si no llegamos al fondo de la cuestión
no nos damos por satisfechos.
Pero a veces no hay fondo
y las cuestiones poco importan
aunque nos convenzamos de lo contrario.
Así que subestimamos el mensaje del viento,
al que nunca le damos turno
para descifrar sus mensajes.
algo que decirnos,
pues es el mensajero de la noche.
Si no le entendemos
será porque estamos
demasiado pendientes
de nuestros asuntos.
Somos tan estúpidos
que estamos convencidos
de que nuestras preocupaciones
tienen algún sentido,
por eso el viento pasa de largo
y nunca se queda.
A todo le damos mil vueltas,
para todo hemos de encontrar
una explicación plausible
y si no llegamos al fondo de la cuestión
no nos damos por satisfechos.
Pero a veces no hay fondo
y las cuestiones poco importan
aunque nos convenzamos de lo contrario.
Así que subestimamos el mensaje del viento,
al que nunca le damos turno
para descifrar sus mensajes.
6 comentarios:
No, Paco no. A veces me siento en el camino, paro y el mundo se para.... miro atrás ,al frente y al polvo que me cubre en ese instante y en ese instante escucho el viento..pero el viento a veces no sabe explicarme su mensaje en un lenguaje que yo entienda.
Magnífica poesía, como siempre, profunda reflexión la tuya. A lo mejor tú siempre sabes entender al viento.
El ruido de la ciudad ha terminado por alejarnos de los sonidos de la naturaleza. Para escuchar estos últimos necesitamos silencio, y eso es imposible en una urbe.
En cuanto a entender el mensaje, en realidad lo que consigue esa maravillosa sinfonía natural es que aprendamos a escuchar lo que nuestro corazón nos dice.
Como siempre dando en el clavo...
Hará mañana una semana que subí a una montaña de la mano de un buen amigo... yo hablaba y hablaba todo el camino de mis preocupaciones... Cuando llegamos arriba, mi amigo, con voz imperativa me ordenó: "ahora cállate, y escucha..." y me dejó sola un rato.
Y respiré hondo, me oxigené por dentro y escuché... y el viento habló y yo...escuché...¡¡vaya si escuché!!
Y me contó que el armamento mejor y más barato (el corazón) lo tenemos ahí y no lo hemos explorado suficientemente.
Y me contó que lo complicado no es cambiar el mundo, sino nosotros mismos...
Un beso grande
La gente me pregunta cómo es posible que no me aburra cuando me voy solo a perderme por los montes. No lo entienden: Hay tanto que ver, tanto que escuchar, tanto de qué empaparse, tanto que descubrir sobre uno mismo... No hay tiempo ni lugar para el aburrimiento.
También en medio de la ciudad se puede escuchar al viento... sólo hay que pararse, cerrar los ojos y sentirlo....
Muy bello poema...!
¿Qué es el viento?¿la conciencia colectiva?¿los aullidos de dolor de los parias de la tierra?¿las ondas electromagnéticas?¿el canto gregoriano? La verdad es que no lo sé. Sin envargo, debe ser cierto, que hay un mensaje por descifrar. Eso decía Bob Dylan
¿Cuantas veces deben las balas del cañon volar/ antes de que sean prohibidas para siempre?/ la respuesta está flotando en el viento.
Pero yo, sigo sin tener ni idea de lo que estoy hablando.
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