Te disparé versos a los labios,
cual folio que tiembla indefenso
ante la tormenta que arrasa mis abrigos,
sólo para obtener la recompensa fugaz
de acariciar un par de gotas
de tu hermoso sudor libertino.
Seguías siendo la de siempre:
mujer efímera que vuela con el viento
y me sentencia al filo de la navaja
de escuchar que ya te vas,
dejándome ensimismado y sin aliento,
reviviendo la sempiterna historia
de la muda normalidad de tu partida.
Improvisé las frases de siempre:
¿volveremos a vernos pronto?,
¿me llamarás?...
Eternamente las mismas dudas,
constantemente idénticos temores.
Ojalá pudiera amarrarme a tus sueños
y conseguir que te apeteciera repetirme
más a menudo, constantemente...
¿Por qué no convivir con las miradas
que reflejan nuestras bocas al tocarse?
Podríamos dejar que se nos confundan
las líneas de las manos
o el sellado de los labios,
y no sentir tu crimen cada vez que el adiós
me obliga a maldecir
la indiferencia con que te desvaneces.
Es la maldita trampa
de no acordarme de olvidarte,
y habitar en la condena
de no olvidarme de quererte...
Es sentirse atrapado en la discordancia
de que me asesines al irte,
y me revivas en el regreso,
en la espiral sin fin de una pasión
suprema desde tu principio a mi final...
Es, en resumen, el suicidio de mi alma
arrojada al abismo infernal de tus pies.
cual folio que tiembla indefenso
ante la tormenta que arrasa mis abrigos,
sólo para obtener la recompensa fugaz
de acariciar un par de gotas
de tu hermoso sudor libertino.
Seguías siendo la de siempre:
mujer efímera que vuela con el viento
y me sentencia al filo de la navaja
de escuchar que ya te vas,
dejándome ensimismado y sin aliento,
reviviendo la sempiterna historia
de la muda normalidad de tu partida.
Improvisé las frases de siempre:
¿volveremos a vernos pronto?,
¿me llamarás?...
Eternamente las mismas dudas,
constantemente idénticos temores.
Ojalá pudiera amarrarme a tus sueños
y conseguir que te apeteciera repetirme
más a menudo, constantemente...
¿Por qué no convivir con las miradas
que reflejan nuestras bocas al tocarse?
Podríamos dejar que se nos confundan
las líneas de las manos
o el sellado de los labios,
y no sentir tu crimen cada vez que el adiós
me obliga a maldecir
la indiferencia con que te desvaneces.
Es la maldita trampa
de no acordarme de olvidarte,
y habitar en la condena
de no olvidarme de quererte...
Es sentirse atrapado en la discordancia
de que me asesines al irte,
y me revivas en el regreso,
en la espiral sin fin de una pasión
suprema desde tu principio a mi final...
Es, en resumen, el suicidio de mi alma
arrojada al abismo infernal de tus pies.
3 comentarios:
Brutal, Paco.... que hermoso.
directo, duro, pero lleno de sensibilidad, el poema me acerca a las realidades, muchas veces no confesadas.
El contraluz en cada estrofa, la palabra libre pero con el ritmo necessario.
Me olvidava paco:
una característica muy peculiar. mientras leia el poema las imagenes iban brotando de mi cabeza ... veia perfectamente la escena.
El poema és absolutamente fílmico... que escena más genial podria generarse en una pantalla.
Uno de mis proyectos (que no sé si acabará haciéndose realidad) es el de sacar un monográfico con un conjunto de poemas que serán el espejo de un amor como este: Un hombre absolutamente destrozado por el amor de una mujer que tiene hasta nombre (pero no lo desvelaré por ahora). Sabes los personajes que tan bien interpretó en la pantalla Marlene Dietrich? Pues algo así.
A ver si lo consigo...
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