Los barcos se mecen
suavemente
anclados a las aguas
seguras del puerto,
el sol se retira a descansar
su aliento de viajero
y la luna se acerca
a saludar a los hombres.
En un rincón,
las gaviotas se reúnen
a comentar las incidencias
de la ajetreada jornada.
Hay un remanso de paz
en estos momentos
en que se despide el día:
El ajetreo y los ruidos
se muestran respetuosos
con la serenidad
que necesitan las almas,
las barcas de los pescadores
descansan juntas
en la arena de la playa,
la luz se apaga gradualmente
y el mismo mar
parece recogerse satisfecho
tras el manto de la noche.
suavemente
anclados a las aguas
seguras del puerto,
el sol se retira a descansar
su aliento de viajero
y la luna se acerca
a saludar a los hombres.
En un rincón,
las gaviotas se reúnen
a comentar las incidencias
de la ajetreada jornada.
Hay un remanso de paz
en estos momentos
en que se despide el día:
El ajetreo y los ruidos
se muestran respetuosos
con la serenidad
que necesitan las almas,
las barcas de los pescadores
descansan juntas
en la arena de la playa,
la luz se apaga gradualmente
y el mismo mar
parece recogerse satisfecho
tras el manto de la noche.
2 comentarios:
Leyendo eso, me pareció estar sentada sobre una de esas rocas, contemplando el atardecer....hasta creí escuchar algunos silencios...
Como siempre, precioso
Una de esas rocas es la mía: De día es el mejor sofá para la lectura, y de noche para la paz de las ensoñaciones.
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