martes, 23 de febrero de 2010

POLVO


Llevo el alma saturada
con el polvo del olvido,
son tantos los recuerdos,
es tan largo el sin vivir.
Traigo en los bolsillos
el polvo de la soledad,
de la urbe que no mira,
de la gente que no entiende
del amor que no produce.
Polvo que es mecido
sobre el vientre que he besado
y una vez me dio la espalda.
Polvo que se funde
con el devenir de los días
que carecen de sentido...
Polvo de todas partes
que es inmune a la memoria
de los corazones marchitos...
Partículas de polvo
que alguna vez
volverán al polvo cósmico
de donde vinieron.

2 comentarios:

Ana María dijo...

Aprovecho este instante despúes de leer tu poema para echar mi vista atrás..."el polvo de la soledad..., del amor que no produce... que es inmune a la memoria..."
Inhalo, retengo el aire un instante, exhalo. Sucesión de suspiros. Hondos, profundos, lentos y tristes, lentos y suaves, lentos y dolorosos suspiros. El dolor del alma, que nunca niega esa parte de mi realidad, pero que se transforma luego, por fuerza de una energía de sentimientos positivos, en luz, sonrisas, serenidad.

Pacogor dijo...

Se trata precisamente de eso: Duele,pero estoy vivo. Duele, pero conservo intacta la capacidad para sentir... Y de ahí tomar impulso, porque si de algo sirve esto que llamamos vivir es para no cejar nunca en la eterna búsqueda de la felicidad. Ese es el compromiso que nos debemos, todo lo demás serán los efectos secundarios del éxito o el fracaso de la empresa. Tenemos el deber de ser felices aquí y ahora, no esperando a que alguien llegue con la felicidad de la mano, ni dejando que nos engañen con el cuento de que más tarde nos llegará el premio por nuestro sufrir.
Superar semejante reto vale por toda una vida.