martes, 12 de enero de 2010

TÚ, YO NOSOTROS...


Hoy no tengo
nada en especial que decir,
sin embargo aquí estamos,
despedazando los muros de la nada.
Desearía haber acabado,
que estas palabras ya estuvieran
volando con las alas del olvido,
pero aquí estamos,
en este espacio que denominan poema,
el contexto que nos engarza
que une al que escribe y al que lee,
dejándonos ir sin saber por qué.
Ensamblando de esta manera tan extraña
rostros anónimos, pensamientos,
vidas que se enfrentan
a la sutileza fecunda de la angustia
o a palabras que brotan
de las yemas de mis dedos,
desde donde fluyen casi con autonomía,
buscando acariciar tus ojos suavemente.
Igual hasta logramos crear
una cierta armonía en el encuentro,
aunque este sea un texto extraño,
casi carente de sentido,
y pueda lastimar esa fidelidad
que te obliga a volver
al reclamo de lo que quiera que sea.
El caso es que el mismo afán
que te obliga a leerme,
es el que me obliga a escribir,
así que tú lees para que yo escriba,
o al revés, que el orden importa poco
en esta conjunción de intereses
que algunos llamarían sentimiento.
¿Habías pensado alguna vez
que estamos juntos en esto?
entre ambos se han ido creando
las bases y los detalles
de esta sutil realidad que nos une
hasta tal punto en que a veces,
como ahora mismo ocurre,
escribo por fidelidad
a lo que guardas bajo tus párpados.

4 comentarios:

Ana María dijo...

Me resulta imposible no vivir este poema. Tú lo escribes. Yo lo leo. Y cada palabra, cada punto, cada coma me cautiva. Logra hacerme volar mágicamente y esperar anhelos deseados...
Me pediste que pensara acerca del terreno donde estaba plantada la semilla, y no en las cualidades del sembrador. Y cuando leo este poema, te contesto: el poeta es una persona ligera, alada..., que no está en posesión de crear sino después de ser inspirado por un Dios o una Musa, en virtud de un gran privilegio que se le concede para acariciar el alma de otros mortales. Y a tí te ha tocado ese privilegio...

Pacogor dijo...

No, amiga. Sólo me esfuerzo por hacer algo medianamente bien, porque disfruto haciéndolo. Mas allá, cuando dejo de escribir soy un tipo de lo más corriente, lleno de contradicciones, que ha fracasado en multitud de cosas, se ha equivocado bastante más de lo que hubiera deseado y es una nulidad en una amplia gama de cuestiones.Por otra parte, como casi todos. Supongo.
Y a pesar de todo ello consigo acariciar tu alma con mis palabras, supongo que es porque tienes una que se lo merece...

ADRIANA dijo...

SABIAS QUE ERES ÚNICO....NO SE PUEDE ESCRIBIR SIN VIVIR NI MUCHO MENOS SENTIR...ME AGRADA LEERTE..PUES ASÍ TE CONOZCO CADA DÍA UN POQUITO MÁS!!

Pacogor dijo...

En realidad todos somos únicos, con nuestros defectos y virtudes. Algunos se lo creen demasiado, y dan grima. Otros, por desgracia, caen en lo contrario y no creen en si mismos... Que complicada es el alma humana, ¿verdad? Equilibrio. Como en casi todo, ese es el secreto.