Viejos tiempos aquellos,
sellados por grietas arrugadas.
No pudieron ser aunque quisieran
y dejaron un reguero
de recuerdos que nunca sanaron.
Fueron los momentos
en que la vida era un sueño
y labrábamos ilusiones
sobre campos de confianza.
Jóvenes relámpagos compartiendo
ansias de recetas sociales
para sanar los males de siempre...
Aquellos latires y esperanzas
tomaron senderos sin salida
y encontraron espejismos
que se hundieron en la nada.
Desandando quimeras
con las alas quebradas,
las utopías se volvieron volátiles
entre nubes bordadas de fracasos.
Quisieron ser y no pudieron,
fue imposible volar su propio cielo:
fracasaron en mayo y en octubre
porque el ser humano
es el peor enemigo de sí mismo.
¿Y entonces que nos queda,
acaso convertirnos en aquello
que siempre odiamos?
Permanece, amiga mía,
que el amor nos salva
del naufragio de las ideas:
el amor a las pequeñas cosas,
a lo insólitamente cotidiano,
a las sensaciones del alma,
a sentarnos frente a frente
y rozarnos levemente con los labios,
para crear la magia perfecta
sin cuestionar nuestras soledades:
En ese terreno venceremos siempre
a los comerciantes de la vida.
sellados por grietas arrugadas.
No pudieron ser aunque quisieran
y dejaron un reguero
de recuerdos que nunca sanaron.
Fueron los momentos
en que la vida era un sueño
y labrábamos ilusiones
sobre campos de confianza.
Jóvenes relámpagos compartiendo
ansias de recetas sociales
para sanar los males de siempre...
Aquellos latires y esperanzas
tomaron senderos sin salida
y encontraron espejismos
que se hundieron en la nada.
Desandando quimeras
con las alas quebradas,
las utopías se volvieron volátiles
entre nubes bordadas de fracasos.
Quisieron ser y no pudieron,
fue imposible volar su propio cielo:
fracasaron en mayo y en octubre
porque el ser humano
es el peor enemigo de sí mismo.
¿Y entonces que nos queda,
acaso convertirnos en aquello
que siempre odiamos?
Permanece, amiga mía,
que el amor nos salva
del naufragio de las ideas:
el amor a las pequeñas cosas,
a lo insólitamente cotidiano,
a las sensaciones del alma,
a sentarnos frente a frente
y rozarnos levemente con los labios,
para crear la magia perfecta
sin cuestionar nuestras soledades:
En ese terreno venceremos siempre
a los comerciantes de la vida.
1 comentario:
Me quedo con este verso que creo que lo dice todo
Quisieron ser y no pudieron,
fue imposible volar su propio cielo:
fracasaron en mayo y en octubre
porque el ser humano
es el peor enemigo de sí mismo
Un abrazo
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