Vestido con el sabor del mar,
miro el horizonte
y veo un rostro de inquietud.
No hay nadie más
en la playa.
Es temprano,
pero ya hace calor.
A pesar de ello se estremecen
de frío mis esperanzas:
Ojalá en la fuerza de las olas
encuentre el alba pura
que me reinvente
a partir de mis cenizas.
Aquí, en esta playa
donde la paz se hace silencio,
me gustaría usar el tiempo
no para estar tumbado
ni darle un tono oscuro
a la piel que se descubre.
Me gustaría
que al subir la marea
trajese hasta mi cuerpo
el remedio para las heridas
y pueda nacer nuevamente,
cada día, como un símbolo,
anónimo, olvidado,
en la penumbra de las cosas,
pero sabiendo sus secretos.
miro el horizonte
y veo un rostro de inquietud.
No hay nadie más
en la playa.
Es temprano,
pero ya hace calor.
A pesar de ello se estremecen
de frío mis esperanzas:
Ojalá en la fuerza de las olas
encuentre el alba pura
que me reinvente
a partir de mis cenizas.
Aquí, en esta playa
donde la paz se hace silencio,
me gustaría usar el tiempo
no para estar tumbado
ni darle un tono oscuro
a la piel que se descubre.
Me gustaría
que al subir la marea
trajese hasta mi cuerpo
el remedio para las heridas
y pueda nacer nuevamente,
cada día, como un símbolo,
anónimo, olvidado,
en la penumbra de las cosas,
pero sabiendo sus secretos.
2 comentarios:
He llegado hasta aquí por casualidad y la verdad es que ha sido un placer leerte.
Me encanta tu forma de transmitir pensamientos y emociones.
Volveré...
Veo que también eres una enamorada del mar... De cualquier manera serías bienvenida, pero si se da esa condición, entonces estás en tu casa: Es un tema recurrente en este blog.
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