No sé si en estas circunstancias
me creerá si digo que la quiero,
debe desconfiar de los hombres.
Pero lo saben los almendros en flor
y las aves que visitan este cielo
en su eterno vagar de rumbos.
Tampoco yo comprendo ese desprecio
que impera en el alma de las gentes,
que devuelven hiel a cambio
del don de vida que se les ofrece.
La respeto profundamente:
En mis sueños se liberan para siempre
los lugares donde creció un día
la inmemorial belleza que atesora.
Por eso me doy a su mundo
en todas las estaciones,
en cualquiera de las formas de amarla,
sin dudas ni empeños
en amoldarme a las costumbres
de la dejación, el olvido y la indiferencia.
Intento ser digno de ella
y convertirme en el fruto que querría
que fueran todos sus hijos.
No conozco otra manera
de probarle mi amor a la Madre Tierra.
me creerá si digo que la quiero,
debe desconfiar de los hombres.
Pero lo saben los almendros en flor
y las aves que visitan este cielo
en su eterno vagar de rumbos.
Tampoco yo comprendo ese desprecio
que impera en el alma de las gentes,
que devuelven hiel a cambio
del don de vida que se les ofrece.
La respeto profundamente:
En mis sueños se liberan para siempre
los lugares donde creció un día
la inmemorial belleza que atesora.
Por eso me doy a su mundo
en todas las estaciones,
en cualquiera de las formas de amarla,
sin dudas ni empeños
en amoldarme a las costumbres
de la dejación, el olvido y la indiferencia.
Intento ser digno de ella
y convertirme en el fruto que querría
que fueran todos sus hijos.
No conozco otra manera
de probarle mi amor a la Madre Tierra.
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