jueves, 7 de mayo de 2009

ENCENDIDA


Una mujer se inflama
y se retuerce.
Tiene no sé cuántos años
y un cuerpo que desprende fuego.
El vientre le palpita
y los pechos abrasados
desafían las leyes
de la gravedad y los hombres.
Las caderas se contorsionan,
hierve la vida entre los muslos,
el cuerpo se le enciende
por completo.
Pero no es el deseo,
no son los efectos colaterales
del amor,
sino los de la guerra:
Es el napalm haciendo su trabajo.


No existen los bombardeos limpios:
El último en Afganistán es otro ejemplo.

No hay comentarios: