Perder es un arte
no demasiado complicado.
En realidad
perdemos algo cada día:
Las llaves de la puerta,
las horas malgastadas,
un calcetín desparejado,
algunas oportunidades,
los amigos que olvidamos,
el norte y la brújula,
la paciencia y la entereza
el hilo de las cosas
y la capacidad de sonreír...
No ha de ser un desastre,
es más, puede venirnos bien
perder algunas cosas:
la vergüenza y los temores,
las cargas que la vida
deposita en nuestros hombros,
el afán desmedido por el dinero,
las ansias de poder,
y los enfados que no solucionan
problema alguno.
Y no es malo que incluso
nos concediéramos la posibilidad
de perdernos nosotros mismos,
porque es posible que perder,
en determinadas ocasiones
sea sinónimo de victoria.
no demasiado complicado.
En realidad
perdemos algo cada día:
Las llaves de la puerta,
las horas malgastadas,
un calcetín desparejado,
algunas oportunidades,
los amigos que olvidamos,
el norte y la brújula,
la paciencia y la entereza
el hilo de las cosas
y la capacidad de sonreír...
No ha de ser un desastre,
es más, puede venirnos bien
perder algunas cosas:
la vergüenza y los temores,
las cargas que la vida
deposita en nuestros hombros,
el afán desmedido por el dinero,
las ansias de poder,
y los enfados que no solucionan
problema alguno.
Y no es malo que incluso
nos concediéramos la posibilidad
de perdernos nosotros mismos,
porque es posible que perder,
en determinadas ocasiones
sea sinónimo de victoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario