Para un isleño,
el horizonte son promesas
de otros mundos
que se prolongan más allá
del espacio vital
y las señales del destino.
Hermosa metáfora
en la que pienso,
cuando navego a contraluz
de la dura realidad que nos acecha
para convertirnos en presa
al menor descuido.
Horizontes que entonces
se convierten en muros,
porque acabamos vencidos
por nuestros temores
y preferimos desertar
o convertirnos en espectros,
antes que optar por los riesgos
de la siempre sorprendente
aventura que es vivir.
el horizonte son promesas
de otros mundos
que se prolongan más allá
del espacio vital
y las señales del destino.
Hermosa metáfora
en la que pienso,
cuando navego a contraluz
de la dura realidad que nos acecha
para convertirnos en presa
al menor descuido.
Horizontes que entonces
se convierten en muros,
porque acabamos vencidos
por nuestros temores
y preferimos desertar
o convertirnos en espectros,
antes que optar por los riesgos
de la siempre sorprendente
aventura que es vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario