sábado, 27 de septiembre de 2008

INTERROGANTES Y RESPUESTAS


Dudar, hacerse preguntas, buscar explicaciones a las cosas es un signo de inteligencia y madurez. Porque los interrogantes, las incertidumbres y las búsquedas son consustanciales al ser humano, y a través de ellas superamos nuestras propias limitaciones, evitamos las manipulaciones interesadas y nos hacemos, en suma, más libres. Curiosamente, caminar por los senderos del criterio propio nos abre un doble camino que, aunque simultáneo, no por ello es menos contradictorio:
Por un lado es lo que más sentido le da a la vida, el motor de la existencia. Los hombres siempre buscamos algo y necesitamos encontrar respuestas. La cadena puede llegar a ser infinita, porque una respuesta (aunque sea inventada) genera nuevas preguntas, y se reanuda la búsqueda. Si no fuese así, si todo fuera claro y diáfano, tanto la vida de una sociedad en el plano colectivo como la de los individuos que la componen a título personal, sería bastante aburrida, monótona, estereotipada y carente de sentido.
Resumiendo: Sin interrogantes, la vida sería una tortura. Pero el problema (y aquí aparece la segunda vía), es que las incertidumbres le impiden al hombre vivir en paz. Son como un puzzle que es necesario acabar por encima de todo, nuestra tranquilidad exige encajar las piezas, es preciso buscar, fabricar, encontrar, descubrir, idear una respuesta, una solución válida para cada pregunta. Y así van apareciendo respuestas diferentes a idénticas preguntas, que han ido variando a lo largo de la historia, como es lógico que lo hagan también a lo largo de nuestra vida.
Como en tantas otras cosas que se refieren al espíritu y las inquietudes del ser humano, no hay recetas mágicas: Lo que sirve para unos, es una losa para otros, que necesitan avanzar mucho más. Pero si hay una cuestión importante a destacar: La de desconfiar de los que tienen explicaciones para todo, aquellos que responden con afirmaciones rotundas y reniegan de los matices. Son los excluyentes, los que verán a los demás como enemigos si piensan de forma diferente. Esos siempre han sido peligrosos, y responsables de todos los males que han asolado a la humanidad, cuando se han decidido a dar un paso adelante en su fanatismo.

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