viernes, 27 de junio de 2008

BESO PRIMIGENIO


La fría madrugada de invierno,
se armoniza gradualmente
con el amor que está naciendo,
y la esperanza de unas jóvenes vidas
en las que queda mucho por definir.
Al sol aún no le ha llegado su turno,
y la luna observa desde lo alto
dos figuras que tiemblan abrazadas
en el banco de una plaza solitaria.
Acaso sea el frío, acaso la turbación
de una noche perfumada de emociones.
Resuenan ecos de la algarabía festiva
llena de voces, risas, melodías
y buenos deseos para el año que comienza.
El recién nacido hace de cómplice,
compañero, colaborador y testigo,
les ha conseguido el marco apropiado
y se torna súbitamente romántico.
Dos bocas inexpertas se buscan,
con el ansia y la torpeza de la primera vez.
La vida late con la fuerza de un huracán,
que les llevará en volandas
hacia el futuro de una vida juntos.
Es un beso con sabor a acuerdo;
torpe, feliz, limpio, bello e inquieto,
nacido para ser el más tierno de los recuerdos.
Nunca el tiempo pasó más velozmente:
Cuando vuelven a la normalidad,
los primeros rayos de sol asoman ya
por las esquinas del horizonte.
Ellos aún no lo saben,
pero han dado el primer paso
del sortilegio que sabrán crear juntos:
Un conjuro que les guiará por el querer,
el entendimiento y la convivencia,
y les entregará múltiples momentos felices,
el cariño que se tendrán siempre
y una hija, que será su legado al mundo.

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