La Conferencia Episcopal Española se ha lanzado de cabeza a la arena electoral, haciendo público un decálogo en el que hace su muy particular análisis de la situación social y política en España, y ha hecho públicas las cuestiones que han de tenerse en cuenta a la hora de tomar la decisión de votar en los comicios de marzo. Nadie les niega su derecho a la libre opinión como cualquier colectivo, pero resulta evidente que si entras a saco en el debate político, no puedes después quejarte de que se critiquen las razonamientos que apadrines. La democracia tiene estas cosas. Sobre todo si se parecen sospechosamente a las de un determinado grupo político, porque empieza a ser lastimoso que la iglesia haya decidido acompañar al Partido Popular hacia posiciones cada vez más cercanas a la extrema derecha.
Me he tomado algo de tiempo para reflexionar sobre cada uno de los puntos de estos “mandamientos electorales”, y vamos a intentar desmontarlos uno por uno. Según la Conferencia Episcopal, los católicos deben votar a un partido:
1.- Que respete la libertad de la Iglesia.
Que se sepa, en España la libertad religiosa no está en peligro. La prueba más evidente es que, a pesar de las muchas majaderías de la jerarquía eclesiástica, nadie les impide salir en cualquier medio de comunicación. La verdadera cuestión es que no son capaces de asumir que el estado español se define como aconfesional, lo que significa que se admiten las confesiones religiosas, pero ninguna de ellas puede imponer sus creencias o su moral a la colectividad: Esa es una asignatura pendiente de los que, amparados en su estatus de “guías espirituales”, manipulan la realidad de un modo interesado, oportunista y demagógico. Un edificante ejemplo para con sus fieles.
2.- Que tenga un programa compatible con la fe.
Confundir la fe con la doctrina es un preocupante síntoma de maledicencia. La fe es libre. Y la doctrina son cuestiones programáticas, que definen el marco en que se mueve una confesión religiosa. La de este sector de la Iglesia católica española, me temo que se aleja bastante del ideal democrático, al confundir el ámbito privado de la religión con el público del Estado. Además, los únicos partidos que se presentarán a las elecciones y que llevarán en su programa la abolición de las leyes del divorcio, del aborto o la vinculación de poderes social-religiosos serán los de extrema derecha. Ni siquiera el Partido Popular lo hace.
3.- Que defienda la dimensión moral de la vida.
He aquí un punto interesante, el concepto de moralidad. Desde el punto de vista de los obispos, sólo hay uno. Cuanto sufrimiento han padecido numerosos colectivos de esta sociedad a causa de esa visión unilateral de la moral. Ya va siendo hora de asumir que la “católica, apostólica y romana” es una más que no tiene que ser impuesta al resto de la ciudadanía: Afortunadamente, el nacional catolicismo ha pasado a mejor vida.
4.- Que se atenga a la recta razón.
La razón en un estado moderno está en La Constitución, las leyes que la desarrollan, la soberanía popular y el sistema jurídico que ha de velar por su cumplimiento: Por eso nuestros gobernantes han de prometer respetarla cuando acceden a un cargo. En absoluto está en los dictados de un grupo de presión que sólo responde ante si mismo, porque su acceso a los cargos que ocupan es la antítesis de la democracia.
5.- Que defienda la vida humana en todas sus etapas.
Precisamente eso es lo que hacen las leyes de este país: Defender la vida humana, a partir de lo que científicamente se considera como vida. Claro que hay dificultad para definir ese concepto, pero no pueden pretender, de nuevo, imponer el suyo. Y ya que estamos en el tema, ¿Acaso no es una contradicción que defiendan la vida y al mismo tiempo sigan condenando la utilización del preservativo, obviando la muerte de millones de personas a causa del Sida? ¿Cuando ha emitido la Conferencia Episcopal Española algún comunicado condenando el tráfico ilegal de armas, la utilización de los niños soldado, el sembrado de minas antipersona, o las matanzas indiscriminadas en determinados países?
6.- Que defienda la familia fundada en el matrimonio
Eso es justamente lo que se está haciendo en España: Ampliar el concepto de familia a todos los colectivos. Al fin y al cabo, el concepto de familia es muy anterior el cristianismo. No reconocer ese derecho a esta alturas, es tan miserable que se define a si mismo. Claro que pueden seguir negándose a casar por el rito católico a los homosexuales, pero ahí está la gran diferencia: El estado vela por los derechos de la colectividad. ¿Familia tradicional? Esa misma es la que mantuvo a la mujer marginada de lo público, y circunscrita al papel de obediente esposa, amante madre y esclava del hogar.
7.- Que no excluya a Dios ni a la religión.
Resulta realmente curioso que se empleen esos términos, cuando después de 30 años de democracia siguen vigentes los acuerdos del Concordato, que otorga a la iglesia española beneficios preconstitucionales a nivel económico, con toda clase de subvenciones y privilegios. Pero como son insaciables, lo que pretenden es que se imponga a la sociedad española un sólo credo: el suyo.
8.- Que no imponga la Educación para la Ciudadanía.
Resulta inconcebible la oposición a que la sociedad se preocupe de formar buenos ciudadanos: Esta es una asignatura que se imparte en todos los países avanzados de Europa, y no nos llegan ecos de oposición por parte de la Iglesia. La razón de las campañas contra esta asignatura, hay que buscarla por tanto en otro sitio: En que les niega la posibilidad de que se conviertan en los únicos rectores de la conciencia de los españoles.
9.- Que no negocie con ETA.
¿Dónde se situaba la Iglesia cuando los gobiernos anteriores abrieron procesos de negociación con los terroristas? Por lo que se sabe, en alguno de ellos hicieron hasta de mediadores. ¿Acaso el propio Papa no se pronunció cuando se hizo público este último, a favor de una salida negociada? Ahora utilizan el término “negociación política” para referirse al proceso que intentó el gobierno de Zapatero. Definir así la posibilidad de intentar que ETA abandonase las armas es calcar el discurso manipulador del Partido Popular. Ni más ni menos, porque todos los demás grupos políticos lo apoyaron.
10.- Que ayude a inmigrantes y mujeres maltratadas.
En cuanto al tema de los inmigrantes, en esta precampaña electoral la derecha empieza tener un tufillo racista muy preocupante. Y a todos nos gustaría saber qué piensan los obispos del proceso de regularización que ha habido en esta legislatura, por ejemplo. O si respetarán la libertad de creencias para los que llegan, exigiendo que se desarrollen en plano de igualdad. Y en lo referente a las mujeres, recordemos que la ley de violencia de género aprobada por el Parlamento, está recurrida en el Tribunal Constitucional por el Partido Popular. Reflexión cuando menos interesante, porque nadie en la Iglesia se ha escandalizado por ello.
jueves, 14 de febrero de 2008
LOS OBISPOS Y LAS PRÓXIMAS ELECCIONES EN ESPAÑA
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario