domingo, 10 de febrero de 2008

AMOR EFÍMERO Y ETERNO


Conoces del peligro que significa amarme:
me basta con un regazo iluminado y libre,
donde las soledades puedan resguardarse
sin necesidad de brindar promesas en el tiempo
y saber que la infinidad perdida de tus ramas
abrazarán siempre las distancias de mi alma.
No puedo abastecerte de sueños con la mirada
que se transformen en ofrendas perdurables,
porque nadie es todo el tiempo la mujer que amo.

Soy contradicción de lo que anhelas y existo,
dulce compañía para el eclipse de tus ojos,
argumento que se te prende entre los labios,
energía de besos, custodio febril de pasiones
que se rompen para abrasarte los sentidos
desafiando los escollos, la moral y el orden:
Hombre que trae consigo penas y alegrías,
torrente que te anega el valle de las dudas
y alimenta una sistemática codicia de volar,
como agua que se escurre entre los dedos
de una esperanza imposible de satisfacerte.

Soy una ternura llena de sombras y cenizas,
al arbitrio de soledades y vuelos en silencio,
nido a veces vacío donde vibran tus alas
para las que inventa soles y sedas al tacto,
con una verdad sencilla, inconstante, cierta...
Me reconozco irracional, un difícil océano
capaz de inundarte el corazón de pétalos,
que quiere regalarte aromas en la música
y abrirte el corazón de colores para la vida.
Pero sabes bien que no siempre será así,
que a veces necesito desandar el camino,
retornar a la soledad de mi luna de invierno
volver a un universo donde no tienes cabida
y olvidar la vida en la que he de estar contigo,
donde no desgarres el frío que me embarga,
ni salpiques de palabras silencios diferentes.

Esa es la verdad: abundancia y agotamiento,
fragmentos de desamparo y brazos abiertos
para traspasar juntos la frontera de los años.
Amor efímero y a la vez eterno: El más grande,
pero también el más cruel que puedo ofrecerte.

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