No consiento en escucharlas,
me niego a leer esos mensajes:
son palabras asesinas,
pronunciadas por verdugos,
que inmolan sin piedad alguna
la verdad y la inteligencia.
Palabras que son estigmas,
llagas que hacen sangrar
los diccionarios y las emociones.
Siento hastío de esos sonidos
y las señales que trasmiten.
Palabras escritas con indiferencia
en la frialdad de un despacho
la enajenación de una mezquita
o el absurdo del supuesto libertador,
individuos que para nuestro bien,
deberían olvidar el alfabeto.
Palabras llenas de peligros,
que pretenden incitar los miedos,
encumbrar los bajos instintos
y reprimir cualquier atisbo de cordura:
Son el primer paso para la indignidad.
Palabras que encarnan sufrimiento,
esparcen sus espinas por el aire
hasta clavarse en los sueños
de los inocentes del mundo.
Palabras para alentar diferencias,
entumecer conciencias y escrúpulos
justificar injusticias e inmoralidades.
Palabras que significan perfidia,
una alevosa traición al humanismo,
que son lanzadas a los vientos
como bombas de efecto retardado
para satisfacer oscuros intereses,
esos de los que nunca, jamás, hablan.
me niego a leer esos mensajes:
son palabras asesinas,
pronunciadas por verdugos,
que inmolan sin piedad alguna
la verdad y la inteligencia.
Palabras que son estigmas,
llagas que hacen sangrar
los diccionarios y las emociones.
Siento hastío de esos sonidos
y las señales que trasmiten.
Palabras escritas con indiferencia
en la frialdad de un despacho
la enajenación de una mezquita
o el absurdo del supuesto libertador,
individuos que para nuestro bien,
deberían olvidar el alfabeto.
Palabras llenas de peligros,
que pretenden incitar los miedos,
encumbrar los bajos instintos
y reprimir cualquier atisbo de cordura:
Son el primer paso para la indignidad.
Palabras que encarnan sufrimiento,
esparcen sus espinas por el aire
hasta clavarse en los sueños
de los inocentes del mundo.
Palabras para alentar diferencias,
entumecer conciencias y escrúpulos
justificar injusticias e inmoralidades.
Palabras que significan perfidia,
una alevosa traición al humanismo,
que son lanzadas a los vientos
como bombas de efecto retardado
para satisfacer oscuros intereses,
esos de los que nunca, jamás, hablan.
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