Miro mis manos:
Son una lluvia
de deseos.
Se agarrotan
en reposo.
Una irresistible
agitación
las desborda.
Ansían curvarse,
ubicarse en ti,
ajustar su estructura
para ungir de caricias
el desafío sensual
de tus senos,
dejar en ellos
un rastro de goces
y descender despacio
el sendero que las lleve
más allá de los contornos
de tu ombligo.
Son una lluvia
de deseos.
Se agarrotan
en reposo.
Una irresistible
agitación
las desborda.
Ansían curvarse,
ubicarse en ti,
ajustar su estructura
para ungir de caricias
el desafío sensual
de tus senos,
dejar en ellos
un rastro de goces
y descender despacio
el sendero que las lleve
más allá de los contornos
de tu ombligo.
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