domingo, 1 de julio de 2007

TERAPIA


Será que la razón y lo evidente
se han reunido
en la luz del amanecer
para hacerme una visita.
O que el silencio y el insomnio,
ayudan a aclarar las ideas.
Así que, en realidad
nada es especialmente destacable,
ninguna dificultad indisoluble,
ningún mérito permanente,
ninguna pena eterna,
ningún amor indestructible.
La sensatez es permitir
que la vida transcurra
sin oponer excesivas resistencias:
Demostrar un poco de sabiduría
para disfrutar serenamente
con los ojos cerrados
y una taza de té en la mano.
Los hay que recurren a los dioses
(los caminos de los hombres
son inescrutables).
Otros se tumban
en un diván como terapia.
Mi solución es más sencilla:
Aceptar que las cosas
son como son,
que la vida se llena de sentido
contemplando como llega
la claridad del nuevo día,
mientras dejo que el té
me acaricie la garganta,
y me deslizo suavemente
por el Mar de Todas las Calmas.

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