Hay recuerdos que se esconden
tras una fotografía en sepia.
Los descubres envueltos
en el polvo de los años
y lo que era una silueta borrosa
se nos aparece por sorpresa
entre papeles acumulados
en los rincones donde dejamos
el pasado arrinconado.
Y lo que era vago e impreciso,
separado del olvido solamente
por una línea frágil y quebradiza,
se hace presente, toma forma
entre inevitables brumas de nostalgia
ajada por paso cruel de los años.
Es la añoranza de lo perdido,
el peaje que se ha de pagar
por el simple hecho de vivir.
En sepia quedó arrinconada
la inocencia de la infancia
o la rebeldía adolescente,
los planes de un futuro
que se nos desveló traidor
para con nosotros mismos.
Nos consuela entonces
que la memoria muestre
su cara más amable
y nos engañe con la ilusión
de que un día fuimos más felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario