miércoles, 20 de noviembre de 2024

REFLEXIÓN: CUIDADO CON ALGUNOS MENSAJES


Hay mensajes creados con una intención muy diferente a lo que aparentan. Todos nos sentimos emocionados por la reacción que tanta gente ha tenido de prestar apoyo a los damnificados por el desastre en Valencia. Es imposible no admirar ese esfuerzo solidario y no solidarizarse con la rabia de los afectados ante la incompetencia de quiénes se suponen que tienen un cargo público en el que se supone que la primera obligación es proteger a los ciudadanos... De esa mezcla de sentimientos ha brotado con fuerza ese eslogan de que solo el pueblo salva al pueblo. Y se repite con un comprensible orgullo, sin entender lo que en realidad se pretende con su difusión. Porque si solo el pueblo salva al pueblo, si se me incendia la casa no se ha de recurrir a los bomberos, sino al vecino para que preste un extintor; si nos atracan no llamarenos a la policía, haremos patrullas ciudadanas para protegernos; diremos a nuestros hijos que nos cuiden y se hagan cargo de nosotros cuando seamos ancianos porque los servicios sociales son una tontería, lo que vale es la solidaridad del pueblo. Sin quitarle mérito y valor a la ayuda de los voluntarios, el mensaje que de que “solo el pueblo salva al pueblo” es falaz y profundamente dañino. Muchos pensarán que es un mensaje contra el Gobierno de Pedro Sánchez (la mayoría de los que lo difunden), otros contra Carlos Mazón y otros contra “la clase política”. Pero la realidad es que es un ataque al Estado y a sus instituciones, un mensaje en la línea de la ideología de Trump y Milei, que solo quedarán contentos cuando hayan arrasado con el Estado de derecho y lo hayan sustituido por uno arbitrario en el que Elon Musk y otros como él dicten las normas. Porque el pueblo somos todas y todos y lo que necesitamos es que las instituciones que nos hemos dado funcionen y nos atiendan, tanto a nivel individual como colectivo. 

martes, 19 de noviembre de 2024

POESÍA: PENSAMIENTOS


Siempre me he preguntado

si nacemos para morir

o morimos para nacer. 

Y por qué todo

lo que hacemos

se destina a ser feliz

antes de que se nos acabe

la oportunidad de serlo... 


¿Y si realmente tuviésemos

que rompernos un poco

para entender

de qué estamos hechos?

¿Nuestras fragilidades

nos hacen frágiles

o nos dan la oportunidad

de unir las grietas con oro?


¿Y si llorar no fuese

una muestra de debilidad,

sino el desahogo

que algunos necesitan

para expulsar el dolor

y poder retomar fuerzas

para seguir adelante?


Prefiero sin dudarlo

un alma de cristal

que mil corazones de acero. 

PINTURA: EMIL NOLDE


Ejecutado con pinceladas ricas y vigorosas de color intenso, Herbstmeer XVI (Mar de Otoño XVI) proviene de una secuencia de veinte paisajes marinos creados por Emil Nolde en la isla báltica de Als durante dos campañas de otoño consecutivas en 1910 y 1911. Al presentar visiones espectaculares de cielos ventosos y tormentosos y mares espectaculares y tumultuosos, estas composiciones se centran en la experiencia subjetiva del artista con los elementos, evitando cualquier detalle geográfico identificable en favor de una interpretación sensual y expresiva de la naturaleza.

Herbstmeer XVI se encuentra entre las obras cromáticamente más atrevidas y evocadoras de esta serie, capturando la sensación del poder del mar destrozado por el temperamental clima otoñal, su superficie brillando con colores gloriosos mientras Nolde se deleita tanto con la textura como con el tono de sus pinturas al óleo.

La serie Herbstmeer surgió durante un período de crisis profesional para Nolde, cuando se convirtió en el protagonista central de una discusión con el grupo Secesión de Berlín. Tras la exclusión de la pintura figurativa religiosa del artista Pfingsten de la exposición en la primavera de 1910, Nolde escribió una carta pública de protesta en la que atacaba ferozmente a Max Liebermann, entonces presidente del grupo, desencadenando una cadena de acontecimientos que llevarían a Nolde a ser excluido formalmente de sus actividades expositivas. El artista quedó profundamente preocupado por el incidente; sintiéndose incomprendido, abandonó la ciudad y regresó a Als, que se convirtió en su refugio lejos de la política y las tensiones del mundo del arte berlinés. Fue aquí, rodeado por el paisaje que tan bien conocía, donde se sumergió una vez más en su pintura, lanzándose de cabeza a capturar el carácter único del entorno, sus estados de ánimo cambiantes según la luz y el clima siempre cambiantes.

Para Nolde, que creció en la costa del norte de Schleswig, a lo largo de la frontera entre Dinamarca y Alemania, el mar era una presencia imponente y poderosa, una fuerza elemental de la naturaleza que era una característica importante y recurrente tanto de su vida como de su arte. En Als trabajó desde una cabaña de madera construida directamente en la playa, que ofrecía una vista sin obstáculos sobre el agua circundante. La influencia en estas obras de Van Gogh y Paul Gauguin es evidente. 

lunes, 18 de noviembre de 2024

POESÍA: ABOLICIÓN


Vas a morir.

Has sido señalado por España.

Eres esclavo

de toda una nación.

Camina, hombre negro,

por la libertad del campo,

que tu hora final ya está fijada.

Vomitarás sangre

entre cientos de ciegos,

con tan hondas heridas

llorarás como un niño

pero será mayor el dolor

de sentirte solo.


Ya ocurrió tu tragedia

muchas veces:

otros negros como tú

eran quemados, apaleados,

escupidos, sólo por ser distintos.

Hombre negro con astas

y voz diferente,

los blancos vienen a por ti

para hacer arte.


Hijo del campo, tu cara triste

añorando las flores,

tu cuerpo retorciéndose,

tu grito a las estrellas,

serás su cuadro vivo.

A eso lo llaman arte,

a una boca agónica

jadeando y chorreando bilis.

España lleva tres siglos

criando sinvergüenzas.


Abrasarán tu pecho

visiones de margaritas

cuando a la arena

desierta de la muerte

la mire la tristeza

desde tus quietas

cuencas secuestradas.

Será como entrever el campo

por arriba del cielo,

habrá un temblor de todo,

locura del aire,

ya no querrás pensar,

tristeza y soledad

son madres de la muerte.

Pero no estás solo.

Cuando el frío te rompa

no estarás solo.


En esas gradas

ondeantes de cabezas

que ensucian con su pelo

el cielo de las aves,

los abolicionistas,

prestos a saltar contigo,

infiltrados en la turba,

exhaustos, llorando

y en la vibrante calle, pancartas, 

cientos de velas blancas

hinchadas al soplo de tu vida,

nosotros, toro, tus hermanos.


Marineros del barco

de la Libertad.

El suelo temblando

a nuestro paso como un cielo.

La libertad que te reclama

como hijo y exige

la abolición de tu sangría.


Majestad de la hierba,

levanta tu corona de astas:

Que no estás solo.

Eres el toro que camina mañana

andando sobre nosotros

(al fin de nuestra lucha

ya seremos prado).

Levanta la cabeza

entre los árboles,

escúchanos en el viento:

No estás solo.

domingo, 17 de noviembre de 2024

LA FILOSOFÍA EN LA GRECIA CLÁSICA


“He encontrado a mi alma gemela, cuando estamos juntos todo fluye en perfecta armonía, pero soy un poco escéptico sobre si siente lo mismo”. Nada suena raro, todo suena actual, podría ser un fragmento de una conversación entre dos amigos. Tres de las expresiones de esa frase tienen origen en la filosofía de la Grecia clásica, que nos dejó una herencia lingüística y cultural que forma parte de nuestro vocabulario cotidiano, aunque en ocasiones hayamos deformado su significado a lo largo del tiempo.

- Amor platónico

Pocos términos tienen más definiciones que el de amor, si es que nos atrevemos a definirlo. Platón lo intentó hace unos 2.400 años, dibujándolo como un instrumento para alcanzar la belleza, el ideal más elevado del hombre. Difícil y costoso, pero alcanzable y asequible para todo aquel que quiera aproximarse al conocimiento. Lo que hoy entendemos por amor platónico es una entelequia —palabra acuñada por su discípulo Aristóteles que hoy recoge el Diccionario de la RAE como “cosa irreal”— prácticamente inalcanzable porque lo idealizamos previamente.

- El alma gemela

“El hombre primitivo era redondo, su espalda y sus costados formaban un círculo; y tenía cuatro manos, cuatro pies y una cabeza con dos caras”. La imagen es inquietante, pero así es como narra Aristófanes este mito en El banquete, una de las obras más conocidas de Platón. Tras ofender a los dioses, Zeus ordenó a Apolo que partiese por la mitad a cada individuo, condenándolo a buscar para siempre a… ¿Su otra mitad? ¿Su alma gemela? ¿Su media naranja?

- Armonía

Los conceptos filosóficos con el tiempo se cambian o desfiguran porque la gente tiende a asimilar rasgos particulares de los personajes al frente de ciertas corrientes filosóficas, fijando más la anécdota que el sentido real de la palabra. Un ejemplo es la palabra armonía, que hoy utilizamos como concordia entre personas u objetos, pero en la Grecia clásica solo significaba unión o ensamblaje, no necesariamente concorde. Pitágoras (569-475 antes de nuestra era) relaciona la armonía con la música (relación que ha llegado hasta hoy), concretamente con una melodía producida por el movimiento de los planetas que el oído humano no es capaz de escuchar.

- Cinismo

Decimos que alguien tiene Síndrome de Diógenes si acumula objetos de forma enfermiza. Paradógicamente, el filósofo que da forma al trastorno, Diógenes de Sinope (412-323 a. c.) por renunciar prácticamente a cualquier bien material. Sus únicas pertenencias eran un zurrón, un manto, un báculo y un cuenco al que renunció al ver a un niño beber agua con las manos. Este desprecio hacia lo material era un rasgo común de los miembros de su escuela filosófica, la cínica, que rechazaba la ostentación y lo socialmente establecido. La palabra cínico define hoy a alguien que actúa con falsedad o desvergüenza descaradas y, probablemente viene de algunos episodios de la vida del propio Diógenes. Se cuenta que durante un banquete y para burlarse de él, le arrojaron huesos como a un perro, a lo que el filósofo respondió comportándose como el animal: levantó una pierna y orinó en la comida de los que le habían ofendido. A ddestacar que la palabra cínico procede de la griega kynikós, que significa perruno.

-Escepticismo

Hay gente que duda de la existencia del amor verdadero. Se les podría llamar los escépticos del amor. Pirrón (360-270 a. c.) creía tener muy claras sus ideas hasta que acompañó a Alejandro Magno en su expedición a la India y vio que había gente con formas de pensar muy diferentes. Creó la Escuela Escéptica, que invitaba a desconfiar de la posibilidad de conocer la verdad. La palabra escepticismo ha conservado casi inalterado su significado y el diccionario de la RAE la define como "desconfianza o duda de la verdad o eficacia de algo".

- Placer hedonista

Llamamos hedonista al que busca el placer, como ya lo buscaba Epicuro (342-270 a.c.). Pero su idea de hedonismo y placer no se corresponde con la de nuestro tiempo. Lo importante para el epicureísmo era que los placeres fueran comunitarios y no egoístas, y daba especial importancia a la amistad y la moderación. El filósofo griego defendía los placeres naturales necesarios, como comer y dormir, así como naturales innecesarios, como el sexo. Los que no se encuadraban en estos dos grupos eran los menos deseables.

- Estoicismo

Es uno de los pensamientos filosóficos más de moda. Fue una escuela fundada a principios del siglo III antes de nuestra era por Zenón de Citio. Pensaban que es posible alcanzar la libertad siendo indiferentes a lo material y a la fortuna guiándonos solo por la razón y siendo impasibles ante los acontecimientos negativos. Este pensamiento llegó hasta el Imperio Romano de Marco Aurelio e influyó en el cristianismo. Uno de sus referentes fue Séneca, filósofo nacido en la Córdoba romana y del que no se puede decir precisamente que pusiera en práctica la renuncia a los bienes materiales. Fue senador bajo cuatro senadores romanos y era multimillonario. Poseía una fortuna de 300 millones de sestercios, frente a los cinco que poseía un senador medio. Pero la mayoría de los estoicos llevaban vidas mucho menos acomodadas: Epícteto (55-135 a. c.), uno de los grandes estoicos, nació en Grecia, pero fue vendido como esclavo en Roma y defendía un ejercicio de contención constante en el que distinguía lo que depende de uno mismo y lo que no. Un sabio debía, ser emocionalmente resistente a la desgracia y él lo fue.

- ¿De qué está hecho el mundo?

Algunas de las ideas filosóficas de la era clásica han llegado al cine. Por poner un ejemplo reciente, en 1923 Pixar estrenó "Elemental", que cuenta la difícil relación que mantienen el fuego y el agua, al no poder tocarse. Aunque hoy la química ha identificado hasta 118 elementos, cuando hablamos de ellos fuera de un laboratorio solemos pensar en 4 y suelen acompañar a esta atormentada pareja el aire y la tierra. La idea no fue de Pixar, sino de Empedócles de Agrigento, filósofo del siglo V antes de nuestra era, que estableció esos cuatro elementos, a los que "les une la amistad y el odio los separa". Estos pensadores buscaron una explicación científica a los hechos materiales, en lugar de recurrir a la religión o la mitología, y sentaron las bases del pensamiento científico: Anaxímenes y Tales de Mileto escogieron el agua como principio elemental. Heráclito, el fuego. Y Jenófanes, la tierra. 



sábado, 16 de noviembre de 2024

POESÍA: SALVARME


Solo conozco

una forma de salvarme,

de llegar hasta mí

a través de los años

y la niebla:

hurgar en mis heridas,

aunque duela.

Al menos, así me siento,

existo al notar la llaga.

Al menos, la indefinición

no me borra de mi mapa.


Miro de frente al sol

que me ciega,

descubro el aguacero

y la tormenta,

dejo que un rayo

me fulmine,

que mi corazón desate

su rabia contra las piedras.


Solo conozco

una forma de salvarme,

de entrar en mí:

encarar la realidad

y las pérdidas,

no disfrazar la verdad.


Solo conozco

una forma de salvarme,

de entrar en mí:

escribir un poema.

viernes, 15 de noviembre de 2024

POESÍA: BRINDIS


De la oscura grandeza del final

y el radiante comienzo renovado

se admira este romántico ilustrado

que ama el día y la noche por igual. 


Que paseará su infelicidad

sabiendo lo que entraña,

si una luz interior lo acompaña

a los umbrales de la soledad.


Brinda por una poesía conmovida

que en el verso late y piensa;

por la belleza, esa virtud propensa

a no dar nuestra esencia por perdida. 


Y que traiga su ebriedad al corazón, 

la vida en su más alta graduación.

PINTURA: GUSTAVO DE MAEZTU


Este tríptico de grandes dimensiones, pintado en 1922 por Gustavo de Maeztu, recibe el nombre de Tierra vasca, lírica y religión, y las pretensiones del artista fueron las de reflejar el fatídico día 20 de abril de 1878, conocido como “la Galerna del Sábado de Gloria”, en el cual más de doscientos cincuenta y cinco marineros vascos y cántabros perdieron la vida en la localidad vizcaína de Bermeo.

El título inicial se ve enriquecido por dos subtítulos, Lírica y Religión, que enfatizan la contraposición entre la vida y la muerte presente en el tríptico.

Los dos paneles laterales se titulan Religión. El situado a la izquierda nos muestra una alegre procesión que discurre por un camino que asciende hacia una iglesia situada en lo alto de un acantilado sobre un mar en calma. Los colores están pletóricos de luz, arropan con sus gamas de verdes, azules y violetas a un cortejo que celebra la vida de manera distendida en pequeños grupos de niños y adultos esparcidos por el camino que acuden a la iglesia, donde lo lúdico está representado por el frontón en el que compiten los pelotaris, en dinámicas manchas blancas. En el panel de la derecha, junto a un mar encrespado, discurre un sendero por el que un grupo compacto de hombres y mujeres, en lento deambular, sigue un entierro que se dirige hacia una monumental iglesia de la que solo contemplamos un colosal atrio. La tierra está apagada de color, comparte en su desolación el pesar de las gentes que en procesión acompañan a la muerte. Vida y muerte que flanquean una escena central, titulada Lírica, donde Maeztu nos muestra a los marineros que acaban de arribar a tierra en sus barcas rodeadas de un mar agreste que se prolonga en el panel de la derecha. En actitud de triunfo, alzan los remos al cielo. El pintor mitifica a estos hombres cuyo gesto adusto, no solo de fatiga, condensa cierto fatalismo ante la naturaleza, superado por su fe ancestral y su estoicismo, por una creencia religiosa donde vida y muerte conforman el devenir y a la vez la salvación. Hay aquí una sutil confluencia entre la vida y la muerte, la alegría y la tristeza.