No hay fronteras
cuando cerramos los ojos.
Desaparecen,
pero sigue habiendo
demasiada gente
que no quiere verlo.
Prefieren tener
cerrado el corazón.
cuando cerramos los ojos.
Desaparecen,
pero sigue habiendo
demasiada gente
que no quiere verlo.
Prefieren tener
cerrado el corazón.
si nacemos para morir
o morimos para nacer.
Y por qué todo
lo que hacemos
se destina a ser feliz
antes de que se nos acabe
la oportunidad de serlo...
¿Y si realmente tuviésemos
que rompernos un poco
para entender
de qué estamos hechos?
¿Nuestras fragilidades
nos hacen frágiles
o nos dan la oportunidad
de unir las grietas con oro?
¿Y si llorar no fuese
una muestra de debilidad,
sino el desahogo
que algunos necesitan
para expulsar el dolor
y poder retomar fuerzas
para seguir adelante?
Prefiero sin dudarlo
un alma de cristal
que mil corazones de acero.
Herbstmeer XVI se encuentra entre las obras cromáticamente más atrevidas y evocadoras de esta serie, capturando la sensación del poder del mar destrozado por el temperamental clima otoñal, su superficie brillando con colores gloriosos mientras Nolde se deleita tanto con la textura como con el tono de sus pinturas al óleo.
La serie Herbstmeer surgió durante un período de crisis profesional para Nolde, cuando se convirtió en el protagonista central de una discusión con el grupo Secesión de Berlín. Tras la exclusión de la pintura figurativa religiosa del artista Pfingsten de la exposición en la primavera de 1910, Nolde escribió una carta pública de protesta en la que atacaba ferozmente a Max Liebermann, entonces presidente del grupo, desencadenando una cadena de acontecimientos que llevarían a Nolde a ser excluido formalmente de sus actividades expositivas. El artista quedó profundamente preocupado por el incidente; sintiéndose incomprendido, abandonó la ciudad y regresó a Als, que se convirtió en su refugio lejos de la política y las tensiones del mundo del arte berlinés. Fue aquí, rodeado por el paisaje que tan bien conocía, donde se sumergió una vez más en su pintura, lanzándose de cabeza a capturar el carácter único del entorno, sus estados de ánimo cambiantes según la luz y el clima siempre cambiantes.
Para Nolde, que creció en la costa del norte de Schleswig, a lo largo de la frontera entre Dinamarca y Alemania, el mar era una presencia imponente y poderosa, una fuerza elemental de la naturaleza que era una característica importante y recurrente tanto de su vida como de su arte. En Als trabajó desde una cabaña de madera construida directamente en la playa, que ofrecía una vista sin obstáculos sobre el agua circundante. La influencia en estas obras de Van Gogh y Paul Gauguin es evidente.
Has sido señalado por España.
Eres esclavo
de toda una nación.
Camina, hombre negro,
por la libertad del campo,
que tu hora final ya está fijada.
Vomitarás sangre
entre cientos de ciegos,
con tan hondas heridas
llorarás como un niño
pero será mayor el dolor
de sentirte solo.
Ya ocurrió tu tragedia
muchas veces:
otros negros como tú
eran quemados, apaleados,
escupidos, sólo por ser distintos.
Hombre negro con astas
y voz diferente,
los blancos vienen a por ti
para hacer arte.
Hijo del campo, tu cara triste
añorando las flores,
tu cuerpo retorciéndose,
tu grito a las estrellas,
serás su cuadro vivo.
A eso lo llaman arte,
a una boca agónica
jadeando y chorreando bilis.
España lleva tres siglos
criando sinvergüenzas.
Abrasarán tu pecho
visiones de margaritas
cuando a la arena
desierta de la muerte
la mire la tristeza
desde tus quietas
cuencas secuestradas.
Será como entrever el campo
por arriba del cielo,
habrá un temblor de todo,
locura del aire,
ya no querrás pensar,
tristeza y soledad
son madres de la muerte.
Pero no estás solo.
Cuando el frío te rompa
no estarás solo.
En esas gradas
ondeantes de cabezas
que ensucian con su pelo
el cielo de las aves,
los abolicionistas,
prestos a saltar contigo,
infiltrados en la turba,
exhaustos, llorando
y en la vibrante calle, pancartas,
cientos de velas blancas
hinchadas al soplo de tu vida,
nosotros, toro, tus hermanos.
Marineros del barco
de la Libertad.
El suelo temblando
a nuestro paso como un cielo.
La libertad que te reclama
como hijo y exige
la abolición de tu sangría.
Majestad de la hierba,
levanta tu corona de astas:
Que no estás solo.
Eres el toro que camina mañana
andando sobre nosotros
(al fin de nuestra lucha
ya seremos prado).
Levanta la cabeza
entre los árboles,
escúchanos en el viento:
No estás solo.
- Amor platónico
Pocos términos tienen más definiciones que el de amor, si es que nos atrevemos a definirlo. Platón lo intentó hace unos 2.400 años, dibujándolo como un instrumento para alcanzar la belleza, el ideal más elevado del hombre. Difícil y costoso, pero alcanzable y asequible para todo aquel que quiera aproximarse al conocimiento. Lo que hoy entendemos por amor platónico es una entelequia —palabra acuñada por su discípulo Aristóteles que hoy recoge el Diccionario de la RAE como “cosa irreal”— prácticamente inalcanzable porque lo idealizamos previamente.
- El alma gemela
“El hombre primitivo era redondo, su espalda y sus costados formaban un círculo; y tenía cuatro manos, cuatro pies y una cabeza con dos caras”. La imagen es inquietante, pero así es como narra Aristófanes este mito en El banquete, una de las obras más conocidas de Platón. Tras ofender a los dioses, Zeus ordenó a Apolo que partiese por la mitad a cada individuo, condenándolo a buscar para siempre a… ¿Su otra mitad? ¿Su alma gemela? ¿Su media naranja?
- Armonía
Los conceptos filosóficos con el tiempo se cambian o desfiguran porque la gente tiende a asimilar rasgos particulares de los personajes al frente de ciertas corrientes filosóficas, fijando más la anécdota que el sentido real de la palabra. Un ejemplo es la palabra armonía, que hoy utilizamos como concordia entre personas u objetos, pero en la Grecia clásica solo significaba unión o ensamblaje, no necesariamente concorde. Pitágoras (569-475 antes de nuestra era) relaciona la armonía con la música (relación que ha llegado hasta hoy), concretamente con una melodía producida por el movimiento de los planetas que el oído humano no es capaz de escuchar.
- Cinismo
Decimos que alguien tiene Síndrome de Diógenes si acumula objetos de forma enfermiza. Paradógicamente, el filósofo que da forma al trastorno, Diógenes de Sinope (412-323 a. c.) por renunciar prácticamente a cualquier bien material. Sus únicas pertenencias eran un zurrón, un manto, un báculo y un cuenco al que renunció al ver a un niño beber agua con las manos. Este desprecio hacia lo material era un rasgo común de los miembros de su escuela filosófica, la cínica, que rechazaba la ostentación y lo socialmente establecido. La palabra cínico define hoy a alguien que actúa con falsedad o desvergüenza descaradas y, probablemente viene de algunos episodios de la vida del propio Diógenes. Se cuenta que durante un banquete y para burlarse de él, le arrojaron huesos como a un perro, a lo que el filósofo respondió comportándose como el animal: levantó una pierna y orinó en la comida de los que le habían ofendido. A ddestacar que la palabra cínico procede de la griega kynikós, que significa perruno.
-Escepticismo
Hay gente que duda de la existencia del amor verdadero. Se les podría llamar los escépticos del amor. Pirrón (360-270 a. c.) creía tener muy claras sus ideas hasta que acompañó a Alejandro Magno en su expedición a la India y vio que había gente con formas de pensar muy diferentes. Creó la Escuela Escéptica, que invitaba a desconfiar de la posibilidad de conocer la verdad. La palabra escepticismo ha conservado casi inalterado su significado y el diccionario de la RAE la define como "desconfianza o duda de la verdad o eficacia de algo".
- Placer hedonista
Llamamos hedonista al que busca el placer, como ya lo buscaba Epicuro (342-270 a.c.). Pero su idea de hedonismo y placer no se corresponde con la de nuestro tiempo. Lo importante para el epicureísmo era que los placeres fueran comunitarios y no egoístas, y daba especial importancia a la amistad y la moderación. El filósofo griego defendía los placeres naturales necesarios, como comer y dormir, así como naturales innecesarios, como el sexo. Los que no se encuadraban en estos dos grupos eran los menos deseables.
- Estoicismo
Es uno de los pensamientos filosóficos más de moda. Fue una escuela fundada a principios del siglo III antes de nuestra era por Zenón de Citio. Pensaban que es posible alcanzar la libertad siendo indiferentes a lo material y a la fortuna guiándonos solo por la razón y siendo impasibles ante los acontecimientos negativos. Este pensamiento llegó hasta el Imperio Romano de Marco Aurelio e influyó en el cristianismo. Uno de sus referentes fue Séneca, filósofo nacido en la Córdoba romana y del que no se puede decir precisamente que pusiera en práctica la renuncia a los bienes materiales. Fue senador bajo cuatro senadores romanos y era multimillonario. Poseía una fortuna de 300 millones de sestercios, frente a los cinco que poseía un senador medio. Pero la mayoría de los estoicos llevaban vidas mucho menos acomodadas: Epícteto (55-135 a. c.), uno de los grandes estoicos, nació en Grecia, pero fue vendido como esclavo en Roma y defendía un ejercicio de contención constante en el que distinguía lo que depende de uno mismo y lo que no. Un sabio debía, ser emocionalmente resistente a la desgracia y él lo fue.
- ¿De qué está hecho el mundo?
Algunas de las ideas filosóficas de la era clásica han llegado al cine. Por poner un ejemplo reciente, en 1923 Pixar estrenó "Elemental", que cuenta la difícil relación que mantienen el fuego y el agua, al no poder tocarse. Aunque hoy la química ha identificado hasta 118 elementos, cuando hablamos de ellos fuera de un laboratorio solemos pensar en 4 y suelen acompañar a esta atormentada pareja el aire y la tierra. La idea no fue de Pixar, sino de Empedócles de Agrigento, filósofo del siglo V antes de nuestra era, que estableció esos cuatro elementos, a los que "les une la amistad y el odio los separa". Estos pensadores buscaron una explicación científica a los hechos materiales, en lugar de recurrir a la religión o la mitología, y sentaron las bases del pensamiento científico: Anaxímenes y Tales de Mileto escogieron el agua como principio elemental. Heráclito, el fuego. Y Jenófanes, la tierra.
una forma de salvarme,
de llegar hasta mí
a través de los años
y la niebla:
hurgar en mis heridas,
aunque duela.
Al menos, así me siento,
existo al notar la llaga.
Al menos, la indefinición
no me borra de mi mapa.
Miro de frente al sol
que me ciega,
descubro el aguacero
y la tormenta,
dejo que un rayo
me fulmine,
que mi corazón desate
su rabia contra las piedras.
Solo conozco
una forma de salvarme,
de entrar en mí:
encarar la realidad
y las pérdidas,
no disfrazar la verdad.
Solo conozco
una forma de salvarme,
de entrar en mí:
escribir un poema.
y el radiante comienzo renovado
se admira este romántico ilustrado
que ama el día y la noche por igual.
Que paseará su infelicidad
sabiendo lo que entraña,
si una luz interior lo acompaña
a los umbrales de la soledad.
Brinda por una poesía conmovida
que en el verso late y piensa;
por la belleza, esa virtud propensa
a no dar nuestra esencia por perdida.
Y que traiga su ebriedad al corazón,
la vida en su más alta graduación.