jueves, 11 de diciembre de 2014

RAZONES





Quiero salir en defensa
del cardo y de la ortiga,
los bosques y su tradicional
modo de vida, de la piedra
y la humedad que la cubre
de verdor y musgo.

Quiero que vivan tranquilos
los peces en las aguas,
los pájaros en el aire,
los rododendros en los jardines,
las luces en la noche.
Y que los hombres se olviden
de la prisa que les conduce
a la más presuntuosa nada
víctimas de un afán de progreso
que les encarcela para siempre.

Quiero que la vida cobre
otro sentido una vez
asumido el disparate
en que la hemos convertido
y concentrados en su paso
veamos sin dolor pasar el tiempo
y vivamos los instantes
como bocanadas de ser,
sublime riqueza que está
a nuestra disposición
si aprendemos a apreciarla.

Quiero convencerte
para que todo vuelva a ser
en sí mismo lo que es,
lo que perdura sin miedos
y puedas tomar el sol y el aire
y sentarte en la hierba a charlar
largo y tendido con la gente
sabiendo que tus derechos
están protegidos.

Quiero ser un defensor
de los ciclos naturales
y la rebeldía ante lo injusto,
de los colores y los sonidos,
los gustos, los tactos, los olores,
el juego, el sueño, los amigos,
la paz verdadera, el sosiego,
la palabra limpia y el silencio.
Igual puedo parecer presuntuoso,
pero son causas por las que escribo.




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