BUENOS DÍAS

Escribe concentrado

en las palabras que surgen

lentamente

dando forma al poema
y sintiendo que la pantalla

del ordenador se estremece.
El día está asomando

tras el cristal de la ventana,
pero no es lo creado

la causa de la emoción

que ahora le embarga,
se debe a que ella ha decidido
entrar en el cuarto

que le sirve de escritorio

sin nada de ropa.
Adormecida, sin saber muy bien
aún lo que hace,

le mira con ojos soñolientos

e instintivamente

trata de ordenarse el pelo

alborotado de la noche.
Se apoya en la puerta,

puede que esforzándose

por recordar lo soñado.

En todo caso sonríe

da los buenos días y le mira...

Y él siente que la vida

está llena de contenido.