viernes, 24 de mayo de 2013

APRENDIZAJE


Aprendimos
la interioridad
de una relación,
finitud tangible
que rebosa
en nuestras manos.

Aprendimos
a admirar
las cosas simples
con el regocijo
que se esconde
tras lo armonizado.

Y al despertar,
sentimos siempre
su liviandad
en el corazón
cuando nos damos
los buenos días.

De esta
sencilla manera
limpiamos el alma
de las miserias
que socavan
el resto del mundo.


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