domingo, 26 de febrero de 2012

BREVEDAD



La existencia es tan breve
que no vale la pena
abreviarse los sentidos
ni vetarse ningún sentimiento
porque igual agotamos
el cúmulo de oportunidades.
Tan breve es el vivir
que se nos escurren los días
sin percibir su brevedad
y se nos quedan en el camino
las palabras que no decimos
esperando a que surja
la ocasión para pronunciarlas.
Tan escueto es el tiempo
del que tú y yo disponemos
que si no espabilamos
podemos dejar huérfanas
nuestras ilusiones,
los instantes creados para el goce
y los momentos en que podríamos
ser verdaderamente amados.
Por idéntica razón
imitada ha de ser la lágrima
aunque el dolor nos dure,
y para que nunca el tiempo
destinado para el lamento
sea equidistante a lo que sufrimos
hemos de convertir los desánimos
en momentos de amargura
que se nos queden perdidos
tras los huecos del silencio
y recomenzar de nuevo.
De tal manera la brevedad existe
que hasta los besos que damos
pueden consumirse
en una perecedera onomatopeya
por la fugacidad del amor
aunque nos dure una vida.
Así se van consumiendo los días,
se nos enfriarán los huesos
y casi sin darnos cuenta
acabaremos como un compendio
de oportunidades perdidas.

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