lunes, 21 de diciembre de 2009

CARNE Y ESPÍRITU


El amor es carne y espíritu,
también se hace poesía
acariciando un cuerpo de mujer.
Se le ama igualmente
cuando la lengua se recrea
cual aleteo de mariposa
sobre el punto preciso
del perfecto placer femenino.
Es asimismo ternura
la libertad de dos cuerpos
que se sumergen en la magia
del sexo libremente aceptado,
acariciar un vientre húmedo
y articularse en una danza
de ansias, roces y caricias.
El amor se convierte en éxtasis
cuando llena la sangre de volcanes
y los labios besan un nombre,
radiante y puro en su desnudez.
La lógica necesita de la piel,
poderoso imán que atrae la razón
hasta perderse en ella
para hacerle un guiño a la muerte,
porque la vida late
en las recónditas simas del sexo.
Amarse no ha de ser solamente
desnudar los sentimientos,
porque querer a otra persona es desearla,
abrir las puertas a la pasión,
intercambiar dos corazones
en un solaz de gozos y alegrías.
Es un homenaje a la vida,
mientras los amantes se llenan
de luces y colores.
Luego dormirán entre abrazos,
y al despertar
se sentirán pletóricos de fuerzas
para ahuyentar las sombras más feroces:
Lo hemos aprendido juntos
en la Universidad de la Vida.

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