jueves, 20 de agosto de 2009

EN MARCHA


En algún momento,
un mes de estos,
cuando tengas ganas
de apostar por tu vida
y el aire y la luz
se desnuden mutuamente,
deberías dejar de quejarte,
tomar las riendas de tus días
y enfilar de manera decidida
el camino del futuro.
Puede que las cosas se agiten
y se enmarañen,
pero no pierdas el tiempo
en realizar un análisis detallado
de lo que podría salir mal,
y en hacer el recuento
del parte de daños consiguiente.
Nada sacas con ello,
excepto la parálisis permanente
de quién nunca hará nada
salvo lamentar su suerte,
porque un día una daga
le atravesara el corazón
y lo dejase prendido
en un soplo del destino.
¿Qué más da si se repite?
La segunda vez
se supera más fácilmente.
Pero esa es sólo la cruz
de la moneda...
¿Y si sale cara, qué?
Mejor perder que negarnos
la posibilidad de ganar.

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