lunes, 6 de julio de 2009

ESCRIBIR


Escribir a la triste medida del sufrimiento,
sobre el estigma de amargura del mundo.
Escribir en solidaridad con los pueblos
sin distinción de razas ni fronteras.
Escribir como si sirviese para algo
o resultara relevante lo que se escribe.
Escribir las injusticias e inmoralidades,
tal que alimentase los estómagos vacíos.
Escribir los colores deformes de la infamia,
el aroma de las aspiraciones de libertad.
Escribir el aroma portentoso de las letras,
la temperatura plausible de la memoria.
Escribir sufrimiento, regocijo, placer,
lágrimas, el echar las campanas al vuelo,
la hora de la libertad, la rebeldía y la justicia.
Escribir como si estuviese en nuestra mano
acabar con los dolores de la humanidad
y arrojarlos a las profundidades del averno.
Escribir la ternura de un gesto involuntario
y el regocijo inolvidable de una caricia.
Escribir sentimientos, realidades, sueños,
vidas, contextos, locuras y voluntades.
Escribir sexo, deseo, avidez de apetitos
en cuerpos que se buscan y se reclaman.
Escribir porque no hacerlo es otra forma
de doblar la testa, abjurar de la razón
y capitular en la guerra a favor de la vida.

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