miércoles, 27 de mayo de 2009

DETENIDOS LOS ASESINOS DE VÍCTOR JARA

Hay días que nos sorprenden con un regalo que ni siquiera somos capaces de sospechar al levantarnos. Y a veces echar la vista atrás para recuperar alguno de los recuerdos más dolorosos de nuestra vida, sirve para celebrar un acontecimiento que nos llena de alegría... Hoy llega la noticia de que la justicia chilena ha detenido y puede procesar a los asesinos de Víctor Jara, el cantautor que sufrió en propias carnes la feroz represión del golpe militar encabezado por Augusto Pinochet en el País Hermano.
Cuando ocurrieron los hechos, el adolescente que aún era el que esto suscribe, no había tenido tiempo todavía de abrir los ojos ante la capacidad del ser humano para la maldad y el grado de sufrimiento que puede causar a sus semejantes, especialmente a los más inocentes. Al mismo tiempo, en Chile se había abierto un camino para la esperanza de la mano del triunfo de la Unidad Popular y de nombres ya míticos como Salvador Allende, Pablo Neruda... y Víctor Jara. El cantautor de mirada serena, alma sencilla y palabras llenas de sensibilidad y amor por su pueblo, fue un aldabonazo para la conciencia de miles de jóvenes de aquella época en todo el mundo. Más aún en un país como España, que se sacudía las cadenas de cuatro décadas de fascismo. Las noticias de su detención, el vía crucis padecido, el tormento previo a su muerte y la posterior ejecución; hizo derramar riadas de lágrimas y mancillaron la esperanza colectiva de conseguir un mundo mejor y más justo.
Seguimos sin saber quién dio la orden de torturarlo. Continuamos sin conocer si le cortaron la lengua y le aplastaron las manos en vida o después de morir. En este sentido hay numerosos testimonios que confirman que la tortura se prolongó durante horas. Pero hoy están detenidos los que apretaron el gatillo: Dos soldados rasos que en aquellos momentos tenían 18 años. Se encuentran en un penal de alta seguridad, y han confesado que actuaron cumpliendo las órdenes de un mando militar misterioso, sin identidad ni rostro conocido. Sí que podemos imaginar la intensidad del odio, por la macabra cifra de 44 balas gastadas en la ignominiosa ejecución, el cuerpo abandonado a su suerte en unos matorrales cerca del Estadio Metropolitano de Chile (que hoy lleva su nombre), y el traslado final a la morgue, ya como un cadáver anónimo, donde fue identificado por su esposa.
Nunca es tarde para hacer justicia, aunque hayan tenido que pasar 36 años. Y este mes de mayo ha sido pródigo en homenajear a Víctor Jara: El pasado día 6, el parlamento chileno le otorgó la nacionalidad a su viuda, Joan Turner (de origen británico). Una medida extraordinaria en retribución a su destacada trayectoria y el aporte que ha hecho al país que adoptó como suyo al casarse con Víctor... Como bien ha dicho ella misma, la Justicia es una manera de acercarse a la Verdad. Estamos en el camino, aunque falte por descubrirse el detalle más importante: el de la voz que dio la orden para tanto sadismo y violencia gratuitos.
Todos recordamos sus canciones. Forman parte de nuestra memoria colectiva. Hoy debería ser especialmente recordada aquella que hablaba de ‘El derecho de vivir en paz’. También nuestros muertos tienen el derecho a descansar en paz. Y por primera vez en todo este tiempo transcurrido desde que sucedieron los hechos, asoma tras el horizonte la posibilidad de que Víctor Jara lo haga. Ya iba siendo hora... No hay duda, este es un día verdaderamente magnífico.


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