Me fastidié
un dedo del pié.
Fue tan sólo un accidente.
Ahora puedo
tener una ligera idea
de lo que han padecido aquellos
a los que quebraron
todos sus huesos,
o les introdujeron astillas
debajo de las uñas.
Acaso todo ese sufrimiento
no haya sido en vano,
y lo siga teniendo presente
cuando pasee por la playa,
bese a unos labios que me besan,
o deguste una sabrosa cena
en agradable compañía,
mientras el deseo
me mira de frente a los ojos:
Nada nos ha sido regalado,
nada, excepto las lágrimas
que han regado
los caminos de la historia.
un dedo del pié.
Fue tan sólo un accidente.
Ahora puedo
tener una ligera idea
de lo que han padecido aquellos
a los que quebraron
todos sus huesos,
o les introdujeron astillas
debajo de las uñas.
Acaso todo ese sufrimiento
no haya sido en vano,
y lo siga teniendo presente
cuando pasee por la playa,
bese a unos labios que me besan,
o deguste una sabrosa cena
en agradable compañía,
mientras el deseo
me mira de frente a los ojos:
Nada nos ha sido regalado,
nada, excepto las lágrimas
que han regado
los caminos de la historia.
2 comentarios:
Como de una anécdota como un accidente, ha desembocado en un bello regalo.
Y he aquí otro regalo para usted.
La estoy escuchando ahora mismo: http://www.youtube.com/watch?v=FcpamvLB2JU
Pues sí, nadie te da nada. En fin de cuentas, al final todos van a lo suyo al llegar el día en el que aparece un problema.
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