sábado, 8 de noviembre de 2025

PINTURA: RENÉ MAGRITTE


Ahora que

por encima del puente

una enorme cascada

nos separa del agua, 

pongo un pie adelante

y la vida dura

lo que dura

un salto. 

Hay un puente roto, pero la mitad rota se refleja en el río que lo reproduce en su totalidad. El río se pierde en un cielo de nubes. Hablamos de la obra "El puente de Heráclito" (1935), de René Magritte. Resulta que Heráclito fue el famoso filósofo que expresó aquello de “Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río”, pero es más conocido por su eficaz “Panta rei”, todo fluye. En la vida todo cambia, todo está en movimiento.

El puente representado por el pintor belga es drásticamente imperfecto, interrumpido. No está claro si se ha derrumbado parcialmente o si aún no se ha terminado. Pero lo que importa es el reflejo en el agua debajo. Allí, en la superficie ligeramente ondulada por el viento, el puente en su totalidad se materializa por arte de magia.

La misma agua devolvió a Magritte el cuerpo sin vida de su madre, que se suicidó cuando él era poco más que un niño, arrojándose al río Sambre.

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