Volver.
De la sombra o la nada
o las transmigraciones
o el Reino,
volver.
Ser voluta de humo,
chispazo de antimateria,
pavesa de algún abismo,
no sé;
pero volver.
Prometer
no molestar a nadie,
no incordiar ni dar sustos
a deudos ni enemigos;
no consumar venganzas;
no alternar con licántropos
ni urdir cortocircuitos:
ser un fantasma
nada convencional,
un espectro correctísimo.
Volver, sí, a la tierra,
es lo que intento,
pero no me busquen
en el castillo en ruinas
ni en la vetusta casa solariega
a mí que solo puedo
llegar a rastras a fin de mes:
seré un fantasma,
expuesto a los calores y los fríos.
Me pueden buscar
entre las multitudes
que amé y aborrecí al unísono:
aquellos a quienes nunca
comprendí del todo,
hombres y mujeres
en soledad o emparejados
o ferozmente gregarios.
Estaré junto a ellos
ayudándoles a arrastrar
sus cadenas en la noche,
yo que jamás fui capaz
de librarles de un solo
eslabón mientras vivía.
Busquen en mis querencias,
tal un soplo de nostalgia
glacial, infinita:
en el tumulto y el color
de los mercados,
en las nochebuenas
y los, amaneceres,
allí la desesperación
haga brotar extrañas voces
jamás escritas,
donde haya un aquelarre
sin convocatoria previa,
una plática al sol
de visionarios no catalogados;
en todos los discursos
políticos silbaré,
y dirán: es el viento;
en los desahucios
y confiscaciones
haré volar las gorras
de los funcionarios;
en el sermón hipócrita
seré un zarzal ardiendo;
en la velada festiva,
un largo silencio aterrador.
Y cómo vibraré,
carcajada inaudible,
cuando un perro cualquiera
levante la pata y haga lo suyo
en pedestal de estatua
o arco de triunfo.
Si escuchan un torrente
de aguas claras,
sabrán que estoy allí,
fantasma en pleno día.
Y si las aguas
corren turbias,
habrá lágrimas mías
con los derrubios
de la tempestad.
Lágrimas de añoranza,
pues a pesar de todo
era hermoso estar vivo.
Y si quien tenga ojos
asiste a un juicio sumarísimo
y ve caer al juez que se dispone
a decretar la pena capital;
si ve que cae de pronto
sin causa que lo explique,
como cae un borracho,
o un títere
al que quiebran el hilo,
o un globo
que solapadamente pinchan,
sabrá que estoy allí,
fantasma inexorable,
dañino, subversivo:
sabrá que estoy allí
defendiendo la vida.
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