A los que vienen detrás
y borran con sus pasos
nuestras huellas,
nuestras voces,
y nuestros nombres,
les recuerdo:
que este mundo
ha sido nuestro,
y antes
de otros,
y de otros
y de otros infinitos
olvidados nombres.
Borradas fechas
de heroísmos
fueron
sus historias.
Perdidos pasos
entre el dolor
y el gozo.
Inexistentes
testimonios,
en la fugaz
memoria del tiempo.
Así que solo vale
vivir plenamente:
con amor,
con sueños,
con alegría,
con gozos,
y con esperanzas...
O con igual
intensidad
vivir,
cuando llegan
el dolor,
la angustia,
el miedo,
la cólera,
la soledad
y la desesperanza.
Certezas de estar vivos,
paradójicos claroscuros
que nos rescatan
del bostezo y del hastío.
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