Fundé nuestro hogar
con los callaos
de la playa
donde llegábamos
bordeando una costa
que ya no existe.
El hogar eran palabras
en el viento,
caminos que bajaban
desde la cumbre
y bordeaban fugas,
higueras y zarzas;
nubes que quedaban
amarradas
en las medianías
y gritos repetidos
desde las atalayas;
paredes que sostenían
la montaña,
manos quemadas al sol;
dibujos en la arena,
espera en los atardeceres;
adoquines
en calles estrechas,
bajo el sopor de las tardes;
curvas y curvas
en carreteras
que bordeaban
los barrancos;
una mesa donde
los rostros
de nuestros antepasados
ya son penumbra.
NOTA: El ADN de la población canaria conserva hasta un 56% de genes aborígenes, según estudios de las universidades de Stanford (EEUU), Durham (Reino Unido), La Laguna y Las Palmas de Gran Canaria. Se han reconstruido el genoma del ADN mitocondrial (ADNmit o carga genética que solo se hereda de la madre) de 48 aborígenes canarios procedentes de 25 yacimientos arqueológicos. Los autores han hallado el resultado al comparar esos linajes con el genoma mitocondrial de 18 canarios. El resto del ADN mitocondrial de los pobladores actuales procede de la Península Ibérica (38%) y de poblaciones subsaharianas (4%), y es el resultado del mestizaje que siguió a la conquista entre europeos, aborígenes y los esclavos africanos traído a las plantaciones de caña de azúcar.
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