Dentro de los libros
encontré una patria
con cordilleras de lectura
emergiendo
como si fueran
la columna vertebral
de mi mundo
y tranquilos valles
que alegran los ojos
con paisajes llenos
de palabras que relucen.
Los que vestimos
la frágil aureola
de los herederos sin reino
también podemos
adueñarnos
de sus baldíos,
esa es la bandera
que ondeamos con orgullo.
Nuestra patria
será siempre rescatada
de los enemigos de la cultura,
que los pájaros y las flores
lo pregonen al mapamundi.
Los carteros llegan
con la marea en sus barcos,
y en ballenas de vidrio
van las cartas,
como botellas
arrojadas al mar
por náufragos y soñadores.
Hay un grito
triunfante en la vigía
de nuestras almas,
un nuevo barro
con el que rehacer la vida:
Estamos aquí
como ciudadanos libres
para sentirla y respetarla.

No hay comentarios:
Publicar un comentario