Carlos Nuez tiene solo veinticuatro años y estudia Bellas artes en la Universidad de La Laguna (Tenerife). Forma parte de una generación que ha despertado en redes sociales un interés identitario sobre Canarias que parecía aletargado en generaciones anteriores. "El sentimiento por mis islas me llevó a confeccionar el cuadro, intenté convertir esa idea de que España nos tiene abandonados, en una sátira a la realidad que vivimos como colonia", explica el artista. No es el único: el Archipiélago está viviendo un despertar nacionalista que se refleja en numerosas disciplinas y que tiene su detonante en las reclamaciones por la mejora de las condiciones de vida en el Archipiélago.
El joven artista ha elegido como referencia una mítica obra de Francisco Pradilla pintada en 1877 y expuesto en el Museo del Prado. "Doña Juana la Loca. Loca de Amor", es un cuadro extraordinario y lleno de detalles. El "patetismo" de la obra evoca emociones intensas: dolor, compasión, cansancio y tristeza. Representa el largo viaje de la comitiva fúnebre que durante ocho meses transitó por España hasta llegar a Granada, donde Felipe el Hermoso deseaba ser enterrado.
“Apología Canaria: muerte de la bandera nacionalista” (2024) es un óleo sobre lienzo (100 x 81 cm). "Pradilla plasmaba su respeto hacia la figura de la Reina en una escena mortuoria, que a su vez se acercaba a una visión que roza una comedia acerca de la hispanidad y el patriotismo español", explica Carlos Nuez. En su obra, la bandera canaria sustituye al muerto, en una clara alusión al devenir del nacionalismo isleño en los últimos años. Junto al féretro aparecen otras personas vestidas con ropas tradicionales, que observan como su cultura queda aplastada por hoteles RIU, cuyas ampliaciones ilegales en La Oliva han acabado en los tribunales. La obra se despliega sobre las dunas que se extienden a la lejanía para enfatizar "la esencia idealizada y estereotipada que se le impone de la imagen de canarias, a su derecha se abre otro marco, en el que se exponen objetos y situaciones que reflejan la realidad social de Canarias, incluida la continua lucha por la identidad, las desigualdades socioeconómicas, los recursos mínimos vitales y la crítica a la explotación hotelera que amenaza el equilibrio ambiental y social de las islas", dice Nuez.
Técnicamente, la obra comenzó con “grisalla”, un procedimiento que hace hincapié en el estudio de la luz y el volumen con unos colores generalmente “sucios” como grises y marrones. La grisalla se aplicó en tonos fríos, logrando que una vez pintado a color, la imagen final se basara en una armonía gélida, que una vez más, termina por conformar y plasmar la idea sobre el lienzo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario