Con rabia,
tristeza,
repugnancia,
con el corazón destrozado,
con el alma rota...
Dicen que la pesadilla
ha vuelto,
pero en realidad
nunca se fue.
Y no lo hará mientras
el dolor de un pueblo
ensangrentado
le sea indiferente
a los sátrapas
de este mundo,
a quienes les votan
y les justifican.
Gaza: no estás sola,
te acompañan
mis lágrimas
en este mísero poema.
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