viernes, 22 de noviembre de 2024

POESÍA: DANA


Igual somos nosotros

los que hemos inventado

esta mirada de nada ocurre 

cuando vemos 

el barro en nuestros zapatos.

Pero es que a veces

el barro crece y nos llega

hasta las rodillas,

supongo que por reunir

los pedacitos que quedaron

después de tanta lluvia 

de intereses oscuros

que inundan desesperanza

en el corazón de la gente

enfangando el asfalto,

las aceras, las viviendas. 

Ahora sabemos

que esos barros se alzan

hasta donde nunca lo pensamos

y llenan oficinas

y portales y colegios.

El aire reparte cenagales

que apagan las caricias

y los besos de las madres.

Espacios enormes embarrados

sosteniendo la voluntad

de las piernas de las víctimas, 

dominando desde

su recia enredadera

hasta el azul tristísimo

de tardes de domingo.

Porque siempre llueve

en algún momento,

aunque demore 

y ya ni nos moleste

el olor a muerto

de este paisaje sepultado.

Siempre llueve y amanece,

y la luz y el agua revelan

en nuestras botas 

la bondad de un nuevo lustre

y el arbitrio de sus pasos;

en nuestras manos

la solidaridad asida a una escoba

y el sol sobre

los coches sepultados.


A lo mejor es posible

que inventemos después

la primavera. No lo sé,

es mucha la incompetencia

de los que debían protegernos

y no hicieron nada:

Ahí siguen, como si no

fuera con ellos lo ocurrido. 

No hay comentarios: