Tienen todos los pájaros
devoción por el aire,
ese misterio azul
que los sostiene
por encima del mundo.
Yo también soy del mundo,
y aún con todo
hay mañanas que vuelo
más alto que el halcón,
noches que canto
mejor que el ruiseñor,
días de lluvia
que me aferro a una ilusión
con la fuerza de un águila,
y me duele la espalda
si recuerdo el tiempo aquél
en que tuve alas,
antes de que viviera
en el oscuro baldón
de la memoria.
Todos los hombres llevan
un Ícaro en los ojos.
Todos los hombres tienen
devoción por el alma
de los pájaros.
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