sábado, 5 de octubre de 2024

POESÍA: A ESTAS ALTURAS


Habiendo llegado

a estas alturas, hija, 

no te puedo entregar

ni el mapa del tesoro

ni las llaves del templo

ni el secreto de las cosas

ni el camino a seguir.

A estas alturas

sólo puedo decirte

que no hay tesoro

ni secretos,

que el templo

es una escombrera

abandonada,

que los caminos

son un imposible laberinto,

que es la vida,

la vida misma

la que te zarandea

a su antojo,

que la vida

es una arbolada

que se levanta de pronto,

sin avisar en una mar

que estaba en calma

y te arrastra a lugares

que los mapas ignoran,

a islas desiertas,

a ciudades en ruinas.

Es la vida quien marca

los caminos

de forma caprichosa

y todo lo demás

es oropel vacío.

Oirás palabras de libertad, 

independencia,

igualdad, dignidad, ética,

solidaridad, grandeza

incluso patria

o religión o dios

y es bueno que todas

te las tomes con cautela

porque cuanto más

solemnemente se pronuncian

más se alejan de la verdad

de cada día.

Y la verdad de cada día

resulta monótonamente

previsible,

ominosa y vulgar.

También heroica.

No hay secretos

ni atajos, hija;

tan sólo una verdad

que debes asumir:

al final

siempre

estarás sola

y, sola, deberás

salvarte tú

y salvar al mundo.

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