Como el árbol solo
en una estepa
que va dejándose
morir de amor,
como mujer yacente
tras los golpes
y astronauta perdido
en polvo cósmico.
Como un niño pregunta
por el tapón del mar
y un techo de uralita
sueña tejas de barro
y un arquitecto escala
el viento con su lápiz
para que vivan altos
los deseos.
Como el joven suicida
mientras cae al vacío
y el migrante tan lejos
recuerda todavía
el calor del brasero
que alumbraba su casa.
Así la sensación de soledad
que pierde el norte
y nos va matando,
nos muere lentamente.
Por eso nadie debería
dejarse abatir por ella,
la soledad no es estar solos
sino la incapacidad
para estar únicamente
con nosotros mismos.
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