Cuando muera
no me lloren
no me recuerden.
Sé que alguien habrá
que no me hará caso,
pero prefiero
que viajen
beban
y bailen
en mi nombre.
Vuelvan a casa
pasado un amanecer,
duerman tranquilos,
no tengan pesadillas
como por ejemplo
que cenar solos
una comida sin mesa.
Y vayan a los parques
de la niñez
para gritar a todo pulmón
que la vida sigue.
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