martes, 16 de mayo de 2023

REFLEXIÓN: QUIZÁ


Levantarse y buscar la alegría entre la gente, celebrar la risa, construir el abrazo entre las ropas polvorientas de salario,

quizá sea,

cuando aún los días se nos pegan a las muñecas y duelen las manecillas del hambre y de la soledad porque todavía desconocemos los colores de la lluvia y el lugar donde brota el arco iris,

quizá sea,

si no se nos ahogan la carcajada ni el fulgor de los ojos, si en los pies repiquetea el baile y los dedos tamborilean infancia, 

quizá 

con el trote del perro y el piar del gorrión por la mañana, sin enaltecer el brillo del sudor ni la angustia de la fractura, con la lenta paciencia del callo,

sea, quizá,

alumbrados por besos de tormenta, con el júbilo del viento de los brazos trenzados, porque no escondemos cigüeñas bajo la piel, porque las uñas las tenemos guardadas y decrecen con el alboroto de las caricias,

quizá

si ya estamos aprendiendo a hablar a las flores, a dormir en el bosque con los sueños abiertos, a palpar la luz entre el dolor, y no nos seduce la melodía de los cerrojos,

quizá,

cuando los ojos se miran sincerándose con las pestañas desplegadas, reconociéndose en el humo y en las manos y están los pulmones listos para soplar nuestros anhelos,

quizá sea,

para acoger y cuidar lo dañado, para hilvanar la vida con la empatía y aprender a caminar al ritmo del más lento,

quizá sea, quizá,

que poner una papeleta dentro de una urna nos sirva para tener un futuro, pero, eso sí, sabiendo que solo con eso no basta. 

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