REFLEXIÓN: CRUELDAD

Uno de los sapos más duros de tragar para unos padres es comprobar que los hijos no son suyos y que llega un momento en que se pierde cualquier influencia que se haya podido tener con ellas o ellos. Que nadie puede ayudar a quien no quiere ayuda, no sabe o no puede dejarse, aunque sea lo que más se ama en el mundo.

¿Cual es el baremo para medir si has triunfado o fracasado cono madre o como padre? ¿Dónde está la frontera temporal donde pararse a mirar si lo has hecho bien o mal? Y Mientras, enfrente, posiblemente habrá gente del grupo de los biempensantes sentenciando que a ellos nunca les hubiera pasado, si tienes la mala suerte de que, en algún lugar del camino, se le haya torcido el destino a tu hijo o tu hija. No he podido dejar de pensar en eso al ver en una red social una imagen del espectro en que se ha convertido el hijo de Camilo Sesto y los comentarios terribles que hacia los padres suscitaba el estado en el que se encuentra. En algún lugar del camino cambiamos la empatía por la crueldad en nuestra mochila y no parece que nos demos cuenta de todo lo que, con ello, hemos perdido.