Todo lo que conservamos
fue protegido
con la muerte de otros,
saqueado
tras la muerte de otros,
heredado
a la muerte de otros,
obtenido
de la muerte de otros.
No entiendo
tanto interés en guardarlo.
Reconozco que por mis palabras campan la rabia, la extrañeza, la soledad, las miradas y ausencias... Y muchas veces, el pesimismo. Lo siento, pero no pienso pedir disculpas por la falta de compasión: Si la ocasión lo merece, también se desbordan las mejores emociones.
2 comentarios:
Tienes toda la razón, Paco.
Con los años, he entendido que, lo material no tiene mayor valor que el de servirnos en un determinado momento. Cuando regalo o me desembarazo de bienes materiales, siento que mi alma flota, es entonces que comienza mi vida.
Un placer leerte.
Cierto es lo que dices, querida amiga. Pero intento también que mi razonamiento vaya más allá y se prolongue hacia lo colectivo. ¿Cuántas de las riquezas materiales de un país están limpias de sufrimiento y sangre? ¿Cuántas de las supuestas maravillas construidas por los seres humanos y de sus logros en muchos campos? Un placer que tus comentarios abonen mis razonamientos.
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