lunes, 8 de mayo de 2023

PINTURA: DEGRAIN


Una madre intenta salvar a su hijo de la furia de las aguas desbocadas, en una escena notablemente épica, en la que la naturaleza se ha tornado repentinamente símbolo de destrucción y muerte. Los naranjos, la noria y las barracas se cubren de agua sucia y turbulenta, creando una sensación de dinámico desasosiego mediante una pincelada larga e intensa.

Realizada hacia 1912-1913, constituye una de las obras más conocidas y emblemáticas de Antonio Muñoz Degrain. Representa la tragedia y el dolor producidas por una inundación en la huerta de Valencia. Una terrible catástrofe le sirve de inspiración a Degrain para dar rienda suelta al color y a las emociones. Una inundación en la huerta de València provocó escenas tan desgarradoras como esta, donde una madre con el agua al cuello intenta salvar a su hijo de la furia de las aguas desbocadas. El torrente arrasa los campos, llevándose por delante barracas, aperos de labranza y naranjos en flor. El ser humano, minúsculo, patético, no es nada en comparación a la fuerza de las aguas.

Como paisajista, Degrain conocía la naturaleza, y también su poder destructor, pero como romántico sabía que hasta en los más terribles sucesos no falta la belleza si está presente la humanidad, en el mejor sentido de la palabra. Con unas pinceladas y una paleta adelantadas a su época, el pintor logra sacar belleza de la catástrofe.

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