En 2018, según datos de Metroscopia, el 82% de los españoles apoyaba la huelga del 8-M. Cinco años después, la mitad de los españoles cree que el feminismo no representa a todas las mujeres y que busca el enfrentamiento entre los sexos. Las reivindicaciones justas de igualdad se emplearon como propaganda sectaria. Sirvieron para excluir al centro y a la derecha; no debería sorprender que esa dinámica se reproduzca entre los partidos de la coalición gobernante, que juegan constante y peligrosamente a buenos y malos.
La pluralidad intelectual del feminismo contrasta con la intolerancia del enfrentamiento en el ámbito político. Eso obedece a que es una disputa por el control de las políticas de discriminación positiva: una cuestión de poder y recursos. El poder es el elemento central en la refriega y la razón por la que las noticias de la ruptura del Gobierno pueden ser exageradas: que el PSOE finja no haber tenido nada que ver con la ley del solo sí es sí, o que Podemos llame “fascista” a su socio de Gobierno y no abandone la coalición muestra que las palabras no significan nada, y que fascismo, feminismo y cualquier otra cosa son solo un pretexto: piezas de atrezo en un teatrillo frívolo e irresponsable. Eso entre los que se autodenominan de izquierda. Porque lo de la derecha es para darles de comer aparte: que tengan la jeta de querer presentarse como feministas quienes han votado en contra de todo lo que tenga que ver con los derechos de las mujeres tiene bemoles...
Al feminismo lo salvan las mujeres anónimas que tratan cada día de salir adelante siendo mujer como a cada una le da la gana. Y este 8 de marzo hemos visto a miles de ellas manifestarse por las calles, muchas lamentando que el feminismo organizado haga tanto hincapié en las diferencias de opinión dentro del movimiento, en lugar de retomar tantas cosas que aún quedan por hacer y que deberían ser lo que une a todas las mujeres (y algunos hombres, por cierto). Porque como en todo en la vida se debería poder disentir sin que las que deberían estar a tu lado te vean como una enemiga.
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