Qué partido político podría ganar unas elecciones hablando de reparto del trabajo, limitación de la movilidad, reducción del consumo, estimulación de la belleza y la espiritualidad. Y prometiendo tiempo libre, una bicicleta para cada ciudadano, agua potable, dieta sana y libre acceso a los recursos públicos para toda la población.
Qué partido querría implantar la lujosa pobreza repartida que salve al mundo del colapso ecológico y energético, y deje espacio a todos los seres sintientes, prometiendo un estricto respeto al medio natural.
Qué partido, cuando estos discursos seguirán siendo para todos los que sucumbirán a las mentiras electorales, locuras de mala gente de extrema izquierda, locos idealistas que pretenden alterar el orden social y las buenas costumbres y traer el caos a una sociedad donde cada uno ha de estar donde le ha tocado.
Este es un año con varias citas electorales en España y los partidos políticos ya están sumidos en una gresca que se antoja interminable. De repente nos hablarán del voto útil para que no gane este o aquél, un recurso que trata de tocarnos la fibra para votar con la nariz tapada en lugar de ejercer ese derecho ciudadano con la convicción de que lo hacemos de acuerdo a nuestra conciencia. Desde ahora mismo advierto que personalmente no pienso permitirlo, porque mi voto siempre será humilde, no pretende conseguir grandes cosas, solo dejarme con la sensación de que no ha sido manipulado.
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